Interior de los Juzgados de Plaza de Castilla en Madrid, (España). - Jesús Hellín - Europa Press - Archivo
MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
El juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Navalcarnero continúa este viernes con las declaraciones de testigos dentro de la causa sobre el brutal crimen de una anciana en Chapinería y en la que están investigados su yerno y una de sus dos hijas como presuntos autores del asesinato.
El crimen se produjo el pasado agosto. El cuerpo sin vida de la mujer fue hallado semienterrado en un paraje a las afuera de esta localidad madrileña. Se detuvo al yerno y a una de las hijas de la víctima, África, por participar presuntamente en los hechos.
En el marco de las pesquisas, el instructor tomó el pasado 10 de noviembre declaración a Maria Luisa F., quien ratificó las manifestaciones que realizó ante la Guardia Civil. "Sospechamos de ellos desde el primer día", manifestó entonces.
Marisa denunció el pasado 28 de julio la desaparición de su madre, con quien llevaba sin hablar por teléfono desde una semana antes. No la veía en persona desde antes del confinamiento, desde el pasado 28 de febrero.
Está previsto que el juez de Navalcarnero tome declaración este viernes al marido de Marisa, a la hija de África y a un testigo de un bar, según han indicado a Europa Press fuentes próximas al caso.
"SOSPECHAS DESDE UN PRINCIPIO"
Según declaró Marisa F., entre el 22 y el 24 de julio, su hermana le comentó una frase que le llamó mucho la atención: "Mamá se ha ido porque últimamente le da por irse a las 9 de la noche, se va todas las noches por ahí, y luego le da por dormir en el jardín, en el garaje, en la calle", le dijo.
Marisa no se creyó las palabras de su hermana porque su madre "casi no podía ni andar, tenía 72 años y andaba pero se cansaba y nunca en la vida se había ido sola a beber por ahí".
Tras varios intentos de ver a su hermana, África le abrió finalmente la puerta. "Nos abre tomándose ella y Emilio una bote grande de cerveza, invitándonos a pasar. Mi esposo no entró, pero yo sí, no vi ningún rastro sangre ni de nada. Estuvimos 15 o 20 minutos, porque sabemos que África estaba muy loca y en cualquier momento nos iba a atacar", declaró la mujer.
"Olía feo, ambos olían muy mal, como que no se habían bañado en mucho tiempo. Vimos a Emilio como con una mirada de muerte. Me miraba de arriba abajo y de abajo a arriba como tomándome las medidas para descuartizarme a mí también. Ese mismo domingo nos fuimos", apuntó Marisa.
Además, explicó que habló con varios vecinos que le comentaron que siempre se escuchaban "gritos de África diciendo a su madre "te voy a matar, te voy a matar".
"Fuimos a hablar con un conocido de mi madre para ver si se había ido con él, pero nos dijo que no la había visto desde marzo. El lunes seguíamos muy mosqueados, llamamos a África y seguía diciendo lo mismo, por lo que el martes 28 metemos la denuncia por la desaparición de mi madre", expuso.
Días más tarde, Marisa se encontró a su cuñado en una parada de autobús con el carrito de la compra de su madre y en su interior varias pertenencias como maquillaje, el talonaria, cartas y un collar de perlas.
"Le empecé a gritar asesino, asesino, y me dijo: eso es lo que querías tú y le dijo a Arturo mi esposo y también es lo que querías tú". Y nos dijo: sé donde vivías, amenazándonos, y en ese momento le dije a los guardias civiles que íbamos a denunciarlos por amenazas", recoge la declaración.
Poco después tras el registro de su vivienda, fueron detenidos por la Guardia Civil. Se acordó entonces la prisión provisional y sin fianza para ambos por un delito de asesinato. La hija ingresó en un módulo de mujeres de la prisión de Alcalá Meco, mientras su marido fue a la cárcel de Navalcarnero.