"Tranquilo, tranquilo, que esto es un ajuste de cuentas"

Asegura que escuchó al líder de la banda por teléfono comentar que era un ajuste de cuentas

Europa Press Madrid
Actualizado: martes, 10 enero 2012 14:46
cia" class="NormalTextoNoticia" itemprop="articleBody">

   MADRID, 10 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Una de las acusadas en el juicio por el secuestro de dos empresarios en La Moraleja (Alcobendas) ha asegurado en la sesión que escuchó cómo el supuesto inductor del rapto comentaba por teléfono a su interlocutor que estuviera tranquilo, ya que se trataba de un ajuste de cuentas. "Tranquilo, tranquilo, que esto es un ajuste de cuentas", ha recordado en su declaración.

   La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado este martes la segunda sesión del juicio contra siete personas acusadas del secuestro, el 6 de marzo de 2008, del vicepresidente de Decoexsa, Pedro Aguirre Ormaechea, y su director general, José María Navajas Gómez. Los acusados se enfrentan a un máximo de 22 años de prisión por delitos de detención ilegal, contra la integridad moral y lesiones.

   En su declaración, los acusados han asegurado que José Carlos S.S. les contrató para "un trabajo" y que todas las instrucciones que siguieron partían de él, negando que tuvieran constancia de que se tratara de un secuestro o que agredieran a las víctima, tal y como sostiene el fiscal.

   Con la frase "yo no vi nada", han intentado desligarse de los hechos, pero los restos biológicos hallados por la Policía Científica les sitúan en los apartamentos donde estuvieron retenidos los empresarios.

   En el banquillo de los acusados se sienta José Carlos S.S., considerado como el líder de la banda que perpetró el rapto. A este procesado se le conoce por lograr escaparse hasta en dos ocasiones de la cárcel, de la de Estremera y Valdemoro, a través de órdenes judiciales falsas, según fuentes jurídicas.

   Los hechos que se juzgan arrancan el 6 de marzo de 2008, cuando las víctimas fueron citadas por unos empresarios argentinos en La Moraleja. Allí les amordazaron y les introdujeron en un vehículo, donde les trasladaron a Vigo. Los captores reclamaron por ellos once millones de euros. Liberaron al director general a los días, mientras que Aguirre estuvo retenido hasta quince días después, siendo liberado en Portugal.

CONTRATADOS POR EL CABECILLA

   Otro de los procesado, José Paulo M., ha relatado que otra de las implicadas en el rapto le llamó para ofrecerle un trabajo a cargo del cabecilla como chofer, un ofrecimiento que aceptó, y ha negado que supiera que se trataba de un secuestro.

   "Soy una víctima. Era un camionero y no tenía problemas con la Justicia. Un día me llamaron para ofrecerme un trabajo para el patrón de una amiga. Y lo acepté", ha narrado. Asimismo, ha negado que estuviera en el hotel de La Moraleja donde se produjo el secuestro, así como en la vivienda de Vigo en donde estuvieron retenidas las víctimas.

   A preguntas sobre por qué en el hotel de Portugal donde se le detuvo se le requisó una bolsa con esposas, pistolas y cadenas, el procesado ha insistido en que desconocía lo que había en el interior de la bolsa.

   Otro de los acusados asegurado que no sabía lo que estaba pasando en la casa de la localidad gallega de Muros donde estuvieron retenidas las víctimas. "Yo le estaba acompañando. Nunca pegué a nadie ni secuestré a nadie", ha contestado a la pregunta de qué hacía en esa vivienda junto a José Paulo y a los secuestrados.

   El sobrino de José Carlos, que recibió un tiro fortuito en su detención, ha asegurado que no estuvo en La Moraleja y ha insistido a preguntas de la acusación que era imposible que alguien le haya reconocido.

   Así, ha indicado que los agentes que le detuvieron le insultaron. "Si en vez de ser sobrino de Carlos fuera su vecino, quizás otro gallo cantaría", ha aseverado y ha recalcado que su trato en la prensa fue "una carnicería".

   En su declaración, José Carlos S.S. se desvinculó ayer del secuestro y aseguró que la Policía portuguesa montó pruebas falsas contra él para incriminarle después de recibir un soborno por otro de los acusados.

RELATO DEL FISCAL

   Según el fiscal, José Carlos S.S. urdió un plan para el que se puso de acuerdo con el resto de los procesados a raíz de ciertas disputas comerciales con José Joaquín Aguirre Ormaechea, saldadas con la presentación de una querella criminal de éste contra el acusado.

   Así, durante los días 14, 19, 25 y 27 de febrero de 2008, una persona que dijo llamarse Eduardo Arauce, cuya existencia no ha sido acreditada, pero en todo caso actuando por encargo de José Carlos S.S., se puso en contacto telefónico con el hermano de José Joaquín con el pretexto de realizar juntos un negocio consistente en la importación de pescado desde Argentina.

    Tras la llamada, se concertó una reunión de negocios, a la que acudieron el hermano de José Joaquín Aguirre Ormaechea, Pedro Aguirre, y un trabajador de su empresa, José María Navajas Gómez. Les esperaban en una plaza de Alcobendas las procesadas Elsa María y María Manuela, quienes les pidieron que fueran, cada parte en su respectivo automóvil, hasta el hotel La Moraleja donde presumiblemente iba a tener lugar el encuentro.

   Sin embargo, fueron conducidos con engaños hasta un bungalow, donde les esperaban los también acusados Luis Manuel y José Paulo que, cubiertos con pasamontañas, encañonaron con una pistola a las víctimas, inmovilizaron a José María y golpearon a Pedro Aguirre, que perdió el conocimiento.

   A continuación les esposaron con cinta adhesiva, les vendaron los ojos, les taparon la boca y condujeron a cada uno a habitaciones distintas. Ya entrada la noche, los procesados sacaron a las víctimas del bungalow y les introdujeron en un vehículo con dirección desconocida para ellos.

   La caravana estaba integrada por tres vehículos. El primero de ellos actuaba a modo de 'lanzadera' para avisar de posibles controles policiales, después iba el automóvil propiedad de las víctimas, en el que iban conducidas, y por último el coche de Elsa María y María Manuela.

   Con carácter previo, José Carlos S.S. había conseguido que le dejaran una casa de campo en la localidad coruñesa de Esteiro Barrio Portiño, y allí llegó la caravana de tres vehículos sobre las nueve de la mañana del 7 de marzo.

   Cuando conducían a los retenidos al interior de la casa, Pedro Aguirre se levantó el pasamontañas, lo que le supuso un golpe en la boca del estómago y que les ataran de pies y manos a dos sillas.

   Pasado un tiempo llegó José Carlos S.S., quien les dijo que no volverían a ver la luz del sol, que estaban "en el puto infierno" y que a José María sólo le quedaba la posibilidad de ponerse en contacto con su hermano para que le quitara la querella que le había puesto. Además, debería darle once millones de euros.

   El 11 de marzo los acusados pusieron en libertad a José María Navajas tras hacerse con los nombres y teléfonos de sus familiares, y le trasladaron en coche a Vigo con la condición de que convenciera a su mujer para que retirara la denuncia por la desaparición de su esposo, que había presentado días atrás.

   La noche del 13 de marzo los acusados se trasladaron a la urbanización Aldeia Mourisca, en Manta Rota, Portugal. Allí permanecieron hasta el 18 de marzo.

   El 19 de marzo, Aguirre fue trasladado, esta vez en un taxi, hasta los apartamentos Don Henrique en la localidad de Montegordo, donde permaneció hasta que el 20 de marzo fue liberado por la Policía portuguesa.

Contenido patrocinado