Tribunales.- La mujer del acusado de degollar a una menor le define como una persona "excelente, cariñosa y pacífica"

Actualizado: jueves, 18 octubre 2007 18:35

"Mi marido está arrepentido de lo que ha hecho, si lo hizo. Pienso que no era él cuando lo hizo", dice

MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

La mujer de Gabriel P.S, acusado de degollar a Alba M.L. en el Parque de Pradolongo, en el distrito de Usera, definió hoy a su marido, durante su declaración en el juicio que celebra la Audiencia provincial de Madrid por este crimen, como una persona "excelente", "cariñosa" y "pacífica", así como un "buen padre".

A Gabriel se le acusa de acabar con la vida de la joven, de 17 años, a quien abordó en el mirador de este parque de Usera cuando se encontraba esperando a su amiga Lara, como todos los días, para ir al gimnasio. Por ello, la fiscal solicita para él 18 años de prisión por un delito de homicidio y otro de robo con violencia.

Durante todas las sesiones, Gabriel se ha mantenido con la cabeza cabizbaja sin dirigir ni una sola mirada tanto al jurado popular que enjuicia los hechos como al público asistente a la vista. Ese comportamiento varió hoy por unos instantes cuando su mujer, Miriam C., entró en la sala para declarar.

En ese momento, el procesado alzó la mirada y la bajó. A escasos metros de ella, tuvo que escuchar su testimonio y, en ocasiones, se tapó el rostro con las manos para esconder algunas lágrimas que salían de sus ojos.

En la cuarta sesión, Miriam explicó al tribunal de jurado que la tarde del 4 de marzo de 2004 recibió una llamada de su tía alertándola de que su marido había llegado a su casa en "muy mal estado".

Según su testimonio, no le veía desde las 7:00 horas del día anterior cuando éste había salido de su casa para ir a trabajar en la construcción. Durante las siguientes 24 horas, Miriam intentó contactar con él, pero su móvil estaba apagado.

Le volvió a ver ya en casa de Josefa, su tía. "Él no decía nada. Le intentamos sacar dónde había estado. Pero sólo decía incoherencias", contó la mujer, que añadió que 'Gabi', como su familia le llama, estaba con "el torso desnudo, lleno de arañazos por el cuerpo y con un corte reciente en la mano".

La familia del acusado decidió entonces llevarle al hospital Gregorio Marañón, en el distrito de Retiro, para que le ingresaran en la Unidad Psiquiátrica, aunque el 12 de Octubre se encontraba más próximo de donde ellos estaban.

A preguntas de la fiscal, Miriam negó que hubieran decidido llevarle a este centro para desvincularle del crimen de Usera. Según dijo, tuvieron conocimiento de la muerte de Alba a través de una llamada de su cuñado cuando se encontraban de camino al Gregorio Marañon.

"UN MARIDO EXCELENTE".

Miriam relató a los miembros del jurado que su marido consumía cocaína desde los 17 años, pero sólo un mes antes del crimen reconoció que era adicto a esta droga. "Habíamos intentado ingresarle en un centro de desintoxicación, pero los médicos no querían porque Gabi no estaba motivado", indicó.

En el momento de los hechos, el hijo de ambos tenía 3 años. Según Miriam, Gabriel siempre ha sido "un excelente marido y un buen padre". "Cuando estaba en sus cabales --dijo--, mi marido era una persona muy cariñosa tanto conmigo como con mi hijo".

"Cuando estaba en casa no se metía en ninguna pelea y era pacífico. Mi marido está arrepentido de lo que ha hecho, si lo hizo. Pienso que no era él cuando lo hizo. Si hubiera sido consciente de lo que hacía, yo hoy no estaría aquí sentada", sentenció.

Pese a este defensa, reconoció que solía robar a su familia y vender objetos de casa para conseguir cocaína. En ocasiones, durante tres o cuatro días estaba desaparecido y cuando volvía tenían "fuertes discusiones", que nunca "llegaron ni a las manos ni a los insultos".

BAJO TRATAMIENTO

En la sesión de hoy, también testificaron los padres de Alba, Ana María y Gregorio. El día de los hechos, según la madre, Alba había quedado para ir al gimnasio con su amiga, pero nunca llegó. A las 8:45 horas, Ana María recibió una llamada de Lara.

"Lara estaba llorando como una magdalena y se puso la Policía para decirme que tenían que venir a casa. No se me pasó por la cabeza lo que había pasado. Pasó un cuarto de hora y llegaron dos agentes. Salí al rellano y pensé; mi hija está muerta", recordó Ana María, que declaró con la fotografía de su hija entre las manos.

La Policía entró en su casa y le mostró varios objetos personales de su hija, como un reloj, una pulsera y un anillo, para que los reconociera. Y así lo hizo.

Ana María, que se encuentra bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico, aseguró que el asesino de Alba "nunca" se ha intentado poner en contacto con la familia para disculparse del atroz crimen, al igual que certificó su padre.

"No tengo conciencia de ello. De hecho, todavía no ha pedido perdón. Y más aún cuando se ha negado a contestar a las preguntas de la acusación particular", le reprochó Gregorio, que sigue bajo medicación, con antidepresivos y tranquilizantes, para afrontar la pérdida de su única hija.