Actualizado 12/06/2008 14:27

Innova.- El Imida estudia los residuos de construcción para reducir la contaminación del suelo y cambiar su uso

MURCIA 12 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) ha estudiado la utilización de los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) --el material molido del hormigón y los ladrillos, material inerte-- para inmovilizar metales pesados en suelos industriales y así habilitarlos para uso residencial, agrario y medioambiental.

Y es que la legislación impone unos máximos de contaminantes para cada tipo de suelo, por lo que este grupo intenta constatar si el terreno se puede mejorar para cambiar su uso en aquellas parcelas que resultaron contaminadas por metales pesados, por una actividad industrial anterior, según informó a Europa Press uno de los investigadores del proyecto, David Martínez.

Las plantas "absorben una cierta cantidad de metales pesados, pero no se puede decir que depuren todo el suelo, la mejora viene por parte de la aplicación de Residuos de Construcción y Demolición (RCD)", ya que estos materiales "son porosos y capaces de absorber estos contaminantes", apuntó.

En este sentido, el grupo de investigación se planteó tres objetivos, por un lado "ver si el suelo se puede mejorar mediante la inmovilización de los metales pesados, así como ver el funcionamiento de distintos cultivos sobre ese suelo, y comprobar la toxicidad tanto para el cultivo como para consumo animal".

PROYECTO.

Este proyecto de remediación de suelos industriales contaminados se desarrolló en 2007, y para su puesta en práctica se empleó una serie de plantas de cultivos típicos de la zona del campo de Cartagena que se plantaron sobre muestras de suelo de zonas muy contaminadas del litoral, como Escombreras y Lo Poyo.

La idea "era ver que pasaba cultivando diversas especies sobre esos suelos, como lechuga y bróculi, y ver si eran capaces de desarrollarse en suelos supercontaminados, sobretodo en metales pesados, y qué capacidad tenían de extraer esos metales pesados".

El Imida desarrolló este proyecto en colaboración con la Universidad de Murcia, que se encargó de determinar la la toxicidad que esos metales podrían tener en el caso de consumo en la fauna local, --en caso de haber herbívoros--, e incluso si el cultivo puede desarrollarse sin ser peligroso para el ser humano.

Y es que las plantas "toman sales y el sustento nutritivo que necesitan del suelo", y esto se produce "en función de muchos parámetros del terreno, como el PH, que condicionan que la planta tome más o menos material, y que sea capaz de acumularlos en raíces, en hojas, en frutos, y pueda tener niveles tóxicos".

Aparte, el grupo de investigación puso una serie de mejorantes en el suelo, como el RCD, para ver si se podían inmovilizar los metales pesados por un aumento de PH, por precipitación, y por absorción de ciertos materiales y la inmovilización de los metales pesados.

Y es que el RCD "tiene una composición química que aumenta el PH en el suelo, de manera que los metales pesados, sobretodo, precipitan, se quedan adheridos al suelo y no pueden ser utilizados por plantas y microorganismos", y además se trata de materiales "porosos", lo que facilita esta absorción.

Así, explicó que "cuando tienes una solución acuosa en el suelo y los elementos químicos formando moléculas entre sí, este compuesto es capaz de ser disuelto en esa solución acuosa, y puede absorberlo un microorganismo, y entrar en la cadena trófica o incluso contaminar acuíferos por el efecto de las lluvias".

La precipitación se produce "cuando esas moléculas forman una sal que se queda totalmente insoluble, de forma que queda pegada a las partículas del suelo y no contamina".

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