Actualizado 05/03/2008 13:04

Innova.- La Instalación Radiactiva de la UMU pasa la inspección periódica del Consejo de Seguridad Nuclear

Medicina, Veterinaria y el SACE de la UMU generan en menos de 4 años unos 75 litros y 50 kilos de sustancias radioactivas

MURCIA, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Instalación Radiactiva que la Universidad de Murcia posee en el edificio del Servicio de Apoyo a las Ciencias Experimentales (SACE) en el campus de Espinardo pasó recientemente la inspección periódica del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), según informó a Europa Press la supervisora y jefa de sección del área de radioprotección y residuos, María Dolores Alcázar Fernández.

En concreto, la función de esta instalación es el control y la verificación de las instalaciones radiactivas y medios de protección radiológica, así como la vigilancia de los niveles de radiación y contaminación, el control de la adquisición de sustancias de este tipo, así como la gestión de la contención, identificación y retirada de los residuos radiactivos y peligrosos, entre otras.

La inspección a la que esta instalación fue sometida a finales del pasado mes de noviembre, precisó Alcázar, es de carácter anual y periódico, en la que "todo es transparente". Además, explicó que "todo lo que exige el CSN se cumple a rajatabla, con un control exhaustivo", de forma que todo el proceso "está muy controlado", garantizó.

En este sentido, informó que el material que se gestiona "procede exclusivamente de la UMU", y que los productos que se utilizan "son de muy baja actividad". Así, explicó que las sustancias que se utilizan "no tienen nada que ver con las que se emplean en medicina nuclear ni en hospitales, donde se usan para pruebas o diagnósticos".

"En ocasiones la vida radiactiva de las sustancias e isótopos utilizados es muy corta por lo que se dejan decaer almacenadas hasta que pierde toda su radiactividad y se neutraliza", todo ello, insistió "sin peligro alguno y con todas las medidas de control y seguridad".

Estos radioisótopos son sustancias "inestables durante algún tiempo, hasta que pasa a estable", señaló Alcázar, quien puso como ejemplo el fósforo 32 "que pasa a azufre 32 en relativamente pocos días", aunque otros elementos "sólo son necesarias unas horas, o simplemente segundos".

De este tipo de sustancias, la UMU genera "sólo cinco kilogramos al mes y unos dos litros de líquidos que se tienen controlados, se les data con su fecha de origen, y se deja más tiempo del necesario para su estabilización", posteriormente, prosiguió, "se trata como si fuera un residuo peligroso".

Estas sustancias proceden de tres laboratorios de la UMU, ubicados en las facultades de Medicina, Biología y en el propio SACE "que son los que trabajan con sustancias radiactivas en sus investigaciones", un trabajo que calificó como "realizado por personal con preparación", e hizo hincapié en que es una técnica "muy sensible".

Las sustancias con mayor radiactividad son guardadas en las instalaciones del SACE "bien almacenadas y blindadas", apuntó, y son retiradas periódicamente por la empresa de recogida, transporte, tratamiento, almacenamiento y control de los residuos radiactivos generados en España, Enresa, y que las traslada hasta su Almacén Centralizado de residuos de baja y media actividad de El Cabril, que está situado al noroeste de la provincia de Córdoba.

La última retirada que Enresa efectuó en la UMU se llevó a cabo en junio de 2006, según Alcázar, quien explicó que el volumen de residuos almacenados en un plazo de tres a cuatro años alcanzó entonces los 75 litros de residuos líquidos, así como menos de 50 kilogramos de sustancias sólidas.

En concreto, los radioisótopos autorizados por la Universidad son el Yodo 125 (I-125), el fósforo 32 (P-32), el fósforo 33 (P-33), el Carbono 14 (C-14), el Calcio 45 (Ca-45), el Azufre 35 (S-35), el Cromo 51 (Cr-51), y el Hidrógeno 3 (H-3).

Sin embargo, estas sustancias no son las únicas que la UMU se encarga de gestionar y retirar, sino que al SACE también llegan sustancias consideradas "peligrosas", procedentes de otros departamentos, como los residuos biosanitarios, citostáticos, objetos punzantes y químicos "que pueden a llegar a ser más peligrosos que los radioactivos", y puso como ejemplos el benceno y el tetróxido de osmio, entre otros.

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