MURCIA, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -
Entre 35.000 y 100.000 hectáreas de plantío de la Región no rentables económicamente se podrán destinar a cultivos energéticos cuando el proyecto que investiga el Instituto Murciano de Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida) busque, evalúe y seleccione, dentro de tres años, las especies vegetales nativas de los secanos murcianos para la producción de biocombustible.
El consejero de Agricultura y Agua, Antonio Cerdá, informó hoy que el sector primario, una "señal de identidad de la Región", tiene que jugar un "papel fundamental" en el sector energético en el siglo XXI. "La agricultura es la razón de ser del presente y el futuro de la Comunidad, pues es la que llena las neveras y las despensas de los murcianos", afirmó.
Con respecto al proyecto agroenergético de Imida, el consejero lo calificó como una "alternativa de abandono de tierras marginales, en las que los cultivos tradicionales no se sostienen económicamente", así como a las fuentes energéticas de tipo fósil. Además, estos cultivos servirán para sostener el desarrollo y el patrimonio rural, así como para ofrecer un "valor añadido a los sectores de la agricultura regional".
Cerdá expuso que los cultivos energéticos, enmarcados dentro del II Plan Ciencia y Tecnología Región de Murcia 2007-2010, "garantizarán la actividad agraria, incrementarán la productividad del suelo y producirán biomasa vegetal con fines energéticos de forma sostenible".
El coordinador del proyecto y jefe de departamento de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, Enrique Correal, explicó que la investigación de Imida pretende producir energía a partir de especies que se adapten a las condiciones de secano y que, a través de un proceso de transformación, generen biomasa a partir de la que se obtendrán biocombustibles tanto sólidos como líquidos y gaseosos.
Dicho proceso transformador consistirá en un tratamiento físico-químico de descomposición del material vegetal celulósico, mediante fórmulas como combustión, pirólisis, gasificación o fermentación. Para ello, se investigan especies vegetales que sean eficientes convirtiendo energía solar, agua y nutrientes en material lignocelulósico, el elemento requerido para producir biocombustibles de segunda generación.
Así, la biomasa es una materia rica en celulosa, de la que puede extraerse energía. Por ejemplo, de tres kilogramos de paja o leña, podría generarse un litro de gasolina. Y, si la biomasa contiene almidón, azúcar o grasas, esto la convierte en un valor añadido.
De esta forma, entre los objetivos del proyecto del Imida está el producir a bajo coste gran cantidad de biomasa vegetal rica en celulosa. En concreto, entre los materiales potenciales en el uso de cultivos energéticos, se encuentra material lignocelulósico para usos térmicos; ricos en azúcares y almidón para producir bioetanol; y oleaginosos para producir aceite transformable en biodiesel.
En este sentido, entre las familias y grupos vegetales con géneros y especies de mayor interés para esta investigación destacan las gramíneas, crucíferas, compuestas, chenopodiáceas con fotosíntesis tipo C4, y plantas crasas con metabolismo CAM. Asimismo, la materia orgánica urbana procesada junto con lodos de depuradoras, o 'compost', cuya producción va en aumento, podría utilizarse en la producción de cultivos energéticos.
PLAN DE TRABAJO.
El plan de trabajo, establecido para el periodo que va de los años 2008 a 2010, consistirá, primero, en evaluar el potencial agroenergético de especies silvestres de la Región y en ensayar el cultivo de especies 'control' ya investigadas en otros países y provincias.
El segundo año se ensayará el cultivo de las especies autóctonas preseleccionadas. Por último, el tercer año se investigará la variabilidad poblacional y se iniciará iniciar la mejora genética de las especies de "mayor interés", desglosó Correal.
El jefe de departamento de Recursos Naturales señaló que los objetivos de este proyecto serían: aumentar producción sostenible de biomasa, y abaratar los costes producción; resolver los problemas transformación biomasa de baja calidad (enzimas, fermentación, pirolisis, gasificación), para aumentar así la eficiencia energética; y evitar competencia entre cultivos alimentarios y energéticos por el uso de suelo agrícola.
Igualmente, agregó que con los biocarburantes de segunda generación se obtendrán tres tipos de resultados: económicos, sociales y ambientales. Los primeros consistirán en producir energía a costes competitivos en tierras de cultivo marginales para los cultivos alimentarios, así como en no alterar el equilibrio de los mercados alimentarios.
Con respeto a los resultados sociales, se conseguirá el desarrollo rural mediante estos nuevos cultivos, así como una "mayor proximidad entre producción y consumo", afirmó Correal. Finalmente, los resultados ambientales serán los de reducir emisiones de dióxido de carbono emitido a la atmosfera; balance energético y de gases de efecto invernadero positivos; y no roturar terrenos de interés medioambiental, como bosques o zonas incluidas en Red Natura 2000.
Adicionalmente, el proyecto evaluará 'especies control' ya conocidas y potencialmente interesantes, como la caña común, el cardo silvestre, la chumbera, el gandul, el atriplex, la 'Brassica carinata' y otras especies como 'Jatropha' o 'Paulownia', cuya introducción en cultivos de la Región ya ha sido ensayada.