El acusado de matar al novio de su hija dice que tuvo "un subidón de ira", pero no recuerda disparar

Actualizado: lunes, 17 diciembre 2007 17:18

MÁLAGA, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -

El capitán de la Guardia Civil en la reserva acusado de matar al novio de su hija en Rincón de la Victoria (Málaga) en 2005 declaró hoy que cuando se encontró con la víctima "me cegué totalmente" y dijo que tuvo "un subidón de ira", aunque aseguró no recordar "nada más" ni el momento en que se produjeron los disparos que acabaron con la vida del joven.

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Málaga juzga desde hoy a este hombre, para el que la Fiscalía malagueña pide en sus conclusiones provisionales, a las que tuvo acceso Europa Press, la pena de 22 años de prisión por el asesinato del novio de su hija y por intentar matar al hermano de la víctima, hechos que ocurrieron el 10 de febrero de dicho año en la urbanización Lo Cea. El juicio continuará mañana.

El acusado aseguró que la relación con la pareja de su hija era "normal", pero que ella había cambiado "radicalmente" desde que empezó con él, "estaba irritable, pasota"; por lo que tanto su mujer como él estaban "preocupados" y les sentó "muy mal" que ésta decidiera irse de casa para vivir con su novio.

Además, precisó que en las fechas que sucedieron los hechos estaba "inmerso en un pozo sin fondo por un cúmulo de circunstancias", no sólo porque pensaba que su hija estaba rodeándose de malas compañías que podrían estar relacionadas con las drogas, sino también porque su mujer sufría "una depresión grandísima", con incluso dos intentos de suicidio.

Explicó que el día de los hechos llevó a su hijo a la Universidad para hacer un examen y a su mujer al trabajo y luego volvió a casa donde se bebió media botella de whisky, pero su esposa lo llamó para que fuera a llevar a su hija al médico. Se llevó las dos armas que tenía para que "mi mujer no hiciera uso de ellas", indicó.

Cuando llegó donde vivía el novio y su hija, le recriminó a éste por qué no había llevado a la joven al médico, momento en el que, según aseveró, "me dijo que había perdido a mi hija para siempre, me empujó y me llamó hijo de puta". En ese momento, "me dio un subidón de ira, mi mente se bloqueó y luego no recuerdo nada más, no recuerdo por qué saqué el arma", en este caso un revólver, afirmó.

"Cada día me hago mil preguntas, me machaco la cabeza para recordar, pero sólo me recuerdo en el suelo y el cuerpo de Javier --la víctima-- cerca, con sangre", declaró hoy el procesado, quien, no obstante, sí reconoció al guardia civil que actuó como instructor del caso, compañero suyo y que declaró esta mañana también, que había sido el autor de la muerte del joven.

El acusado indicó que "ante la tragedia" cogió una pistola que tenía en el tobillo y aseguró que pensó en suicidarse. "Cuando veo el cuadro, veo el cuerpo inerte de Javier y la sangre, se me vino a la mente el suicidio", apuntó, aunque señaló que su hija y el hermano de la víctima le arrebataron el arma y dijo recordar a éste apretando el gatillo.

El fiscal estima, en su escrito inicial de acusación, que fue el procesado quien golpeó con ambos puños y en varias ocasiones a la víctima, que intentó huir. Cuando estaba a la altura del portal, "le disparó con un revólver" de su propiedad, logrando alcanzarle en una pierna y en la región lumbar izquierda, tras lo que el hombre cayó al suelo. Se acercó y le volvió a disparar, "alcanzándole" de nuevo.

Por último, le disparó de nuevo "a escasos centímetros" de la cabeza, disparos que le produjeron "laceraciones cerebrales, renales hepáticas y pulmonares, que le provocaron la muerte". Al escuchar los tiros, según la acusación pública, salió de la vivienda el hermano de la víctima, a quien el acusado apuntó y dijo: "Te tengo que matar a ti también", apretando el gatillo dos o tres veces sin que llegara a efectuarse disparo.

Ambos forcejearon, hasta que el hermano de la víctima consiguió arrebatarle el revólver, que tiró por la ventana, dirigiéndose a su hermano para ver en qué estado estaba, momento que aprovechó el acusado para sacar una pistola que tenía en su tobillo derecho, que también logró quitarle.

El fiscal califica los hechos de asesinato, por el que pide la pena de 16 años de cárcel, estimando que concurre la atenuante de reparación del daño, ya que asumió las responsabilidades civiles, consignando 62.112 euros. Asimismo, le acusa de otro delito, en este caso de homicidio en grado de tentativa, por el que solicita seis años de prisión.