CÓRDOBA 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
P.T.G., de 55 años, acusado de matar en noviembre de 2006 en Nueva Carteya (Córdoba) a la supuesta pareja de su mujer, de la que estaba en trámites de separación, mostró hoy su arrepentimiento y pidió perdón a los familiares y amigos del fallecido.
Antes de finalizar el juicio oral por esta causa, después de que el fiscal, la acusación particular y la defensa expusieran sus conclusiones finales; se le dio la oportunidad al procesado por si quería añadir algo a su declaración durante el día de ayer.
Por su lado, la ex mujer de P.T.G., de origen cubana, explicó hoy que cuando se produjeron los hechos estaban en trámites de separación y que el acusado nunca amenazó a la víctima, Isidoro, si bien en julio de 2006, cuatro meses antes del suceso, comentó que "el día que lo pillara a traición, lo mataría", de lo que ella avisó a la víctima.
Además, señaló que él no mantenía ninguna relación con el ya fallecido, sólo de trabajo y que su ex marido nunca le reprochó que estuviera con el otro hombre, pero sí le dijo en varias ocasiones que se sentía humillado y avergonzado, ya que el acusado pensaba que la víctima y su mujer mantenían una relación, rumor que existía en el pueblo.
En cuanto al momento de los hechos, el 4 de noviembre de 2006, uno de los trabajadores que estaba en la obra donde se encontraba Isidoro dijo que él pidió ayuda y que cuando se dio la vuelta, ya estaba tirado en el suelo porque antes no escuchó ninguna discusión. Posteriormente, vio como el acusado, tras apuñalar a la víctima, se quitó el cuerpo de encima, se levantó y se fue caminando "como si nada", sin intentar ayudarle. Otro de los trabajadores le dio una patada al cuchillo que aún sostenía el acusado tras apuñalar a Isidoro, rompiendo así la hoja, quedándose éste tan sólo con el mango del arma.
Por otro lado, el cuñado de la ex mujer declaró que el 4 de junio de 2006 buscó a Pedro a casa de Isidoro en dos ocasiones porque lo estaba vigilando desde fuera en el coche, donde tenía un hierro. Ese día, el procesado comentó que Isidoro, a quien culpaba de la ruptura de su matrimonio, "no se iba a ir de rositas", según comentó este testigo.
Para el fiscal, los hechos son considerados como un asesinato con alevosía, por lo que pide 16 años de prisión, mientras que la acusación particular, ejercida por la mujer del fallecido, pide 20 años de cárcel por un asesinato con agravante de lugar y considera que ha quedado probado que antes del apuñalamiento no hubo ninguna pelea.
Por su lado, el letrado de defensa consideró que la víctima tuvo posibilidad de defenderse y el acusado no sabía lo que se iba a encontrar en la obra, donde se encontraba Isidoro. Además, señaló que el hecho de que el cuerpo cayera sobre el acusado muestra que hubo forcejeo entre ambos y alude también a una obcecación por la humillación vivida durante un tiempo por parte del procesado. Por tanto, el letrado pide la libre absolución para su cliente y considera los hechos como un delito de lesiones con resultado de muerte.