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Actualizado: miércoles, 27 octubre 2010 19:04

MADRID, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -


   El ex presidente del Gobierno José María Aznar se ha opuesto este miércoles a la legalización de Batasuna "mediante grotescos juegos de palabras" aceptando su "lenguaje viscoso pensado para no condenar el terrorismo", y ha advertido de que en ese caso se estará "cerrando los ojos a décadas de sufrimiento y de infamia". "Es decir, habremos preparado nuestra propia derrota", ha avisado.

   En el discurso pronunciado al recoger el premio con el que ha sido galardonado por el Observatorio Internacional de Víctimas del Terrorismo de la Fundación San Pablo CEU, Aznar ha defendido que la derrota de ETA debe ir más allá de conseguir su desmantelamiento y debe suponer también una derrota "de cualquier atisbo de legitimación de su trayectoria criminal".

   Por ello, se ha opuesto a la legalización "mediante grotescos juegos de palabras" de quienes forman parte de esta estrategia criminal, "de la que son tan responsables como los pistoleros", y ha recordado que son los mismos que hace poco tiempo "colocaban la diana para que ETA matara".

BATASUNA: LOS QUE HACE POCO COLOCABAN LA DIANA PARA QUE ETA MATARA

   Insistiendo en este punto, ha rechazado que se acepte su lenguaje "viscoso, pensado no para condenar el terrorismo sino para evitar esa condena", para dejarles entrar en el sistema democrático "del que siguen siendo enemigos y al que quieren destruir".

   "Si todo esto ocurre, entonces habremos cerrado los ojos a décadas de sufrimiento y de infamia --ha advertido--. Aceptaremos que hay que hacer como si ETA no hubiera existido, y la justicia hacia las víctimas será reemplazada primero por la resignación y luego por el silencio".

   "Es decir, habremos preparado nuestra propia derrota", ha insistido Aznar tras avisar de que hay muchas personas, entre las que se ha incluido, que no están dispuestas a suscribir "ninguna vuelta atrás en el terreno ganado con tanto sacrificio".

"NO HAY QUE SER ORIGINAL SINO COHERENTE"

   El ex presidente del Gobierno ha reconocido que estas tesis no son novedosas pero ha defendido que en la lucha antiterrorista "no hay que ser original sino coherente". "No hace falta ser imaginativo, basta con ser riguroso; no hay que inaugurar la historia una vez cada cuatro años, es suficiente continuar la que señala la buena dirección. Sin pausas y sin prisas", ha sostenido.

   Aznar ha querido expresar la "convicción" de que el terror y todos sus instrumentos "pueden y deben ser expulsados", aunque ha insistido en que este futuro sin terrorismo "no puede ser el testimonio de una transacción de la democracia, sino de su triunfo".

   En este contexto ha querido dirigir unas palabras directamente a las víctimas y ha defendido que "no es decente" hablar de todas las víctimas, ya que únicamente merecen el reconocimiento de la sociedad aquellas que son asesinadas, no "el terrorista que muere al estallarle la bomba que preparaba para matar". A su juicio, la voz de las víctimas es necesaria y su testimonio "imprescindible".

   Además, ha insistido en que la lucha contra el terrorismo es la afirmación de aquello que hace a los ciudadanos libres, entre lo que ha destacado la Constitución y el Estado de Derecho, la confianza en la legalidad, la dignidad y los derechos de las víctimas, la constancia en la defensa de las libertades, "el fin de cualquier margen para la coacción y la amenaza como instrumento para obtener ventajas políticas", la recuperación del espacio público para los ciudadanos, la deslegitimación de todos los relatos que justifican el terror y "la fuerza de la sociedad cuando se moviliza en torno a causas compartidas".

   "¿Todo ello para qué? --ha preguntado--. Todo ello para la derrota del terrorismo que desde hace cincuenta años, y con saña especial en la democracia, ha pretendido destruir a España como nación, como Estado y como sociedad".

CRÍTICAS DE URIBE A LOS ANUNCIOS NUCLEARES DE VENEZUELA

   En el mismo acto ha sido galardonado también por su lucha antiterrorista y apoyo a las víctimas el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, quien ha dedicado el galardón a sus compatriotas y especialmente a los policías y militares que luchan contra las FARC.

   Uribe ha desgranado los avances conseguidos durante su mandato pero ha advertido de que aún quedan amenazas contra la seguridad, comenzando por la venta de armas de asalto. Además, ha alertado del peligro que a su juicio supone la propuesta de legalización de la marihuana en California y ha avisado de que esta decisión puede llevar a la destrucción del Amazonas para reemplazarlo por plantaciones de marihuana y cocaína.

   El ex presidente colombiano también ha arremetido duramente contra "los anuncios de desarrollo nuclear" del Gobierno de Venezuela de Hugo Chávez, lo que supone una "carrera armamentista gravemente peligrosa para la seguridad de sus ciudadanos y vecinos".

   Según ha recordado, Venezuela ratificó el tratado antinuclear pero no ha firmado los protocolos complementarios que implicarían una supervisión internacional, por lo que ha insistido en alertar sobre las consecuencias que puede tener este proceso.

   Uribe ha recibido el premio de manos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que le ha definido como "unos de los mejores presidentes que ha conocido hispanoamérica" y ha alabado su trayectoria en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, ha advertido de que el terror colombiano sigue siendo una amenaza para el resto del mundo, "como demuestran las relaciones de ETA y las FARC".

EXTERMINIO, NO GUERRA ENTRE VASCOS

  También han sido galardonados en la ceremonia la asociación de víctimas del terrorismo del País Vasco, Covite, y el presidente de la asociación francesa de víctimas, Guillaume Denoix de Saint Marc, quienes han recibido el premio de manos de la presidenta del Parlamento vasco, Arantxa Quiroga, y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Ángeles Pedraza.

   En su breve intervención, Quiroga ha defendido que en el País Vasco ha existido durante años un "extermino sistemático de seres humanos" y no "una guerra entre vascos". "Fanatismo asesino, no una reivindicación política susceptible de valoraciones", ha subrayado.

 

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