VALLADOLID 28 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Juzgado de lo Penal número 3 de Valladolid ha impuesto una pena de un año de cárcel a Óscar M.H, el individuo que el 4 de febrero de 2009 asaltó una farmacia situada en la calle Santiago y se apoderó de una caja de trankimazin tras amenazar a sus dos empleadas con un arma blanca.
En su fallo, el juzgador considera al citado individuo autor de un delito de robo con intimidación, con la agravante de reincidencia y la atenuante de drogadicción, y, además de la referida pena privativa de libertad, le impone la obligación de indemnizar a la farmacia con la cantidad de 10 euros, que es el importe del producto que se llevó a la fuerza del establecimiento, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Durante el juicio, el ahora condenado reconoció haber entrado ese día en la farmacia situada en el número 14 de la referida calle, aunque negó que amenazara a ambas empleadas con un cuchillo y explicó que tan sólo pretendía adquirir una caja de trankimazin, objetivo que consiguió finalmente tras conversar durante diez minutos con las farmacéuticas y pese a que le faltaba un euro. "¡No he amenazado a nadie, sólo les mostré un carné de identidad, un papel del psiquiatra y puse el dinero sobre el mostrador!", reiteró el acusado.
La versión de la titular del establecimiento, María del Mar V.S, fue diametralmente opuesta, pues ratificó que el día de los hechos, sobre las 19.55 horas del 4 de febrero del pasado año, se disponía a cerrar cuando el acusado entró y logró llevarse el referido ansiolítico tras proferir dos frases intimidatorias del siguiente tenor: "¡Al final voy a hacer algo de lo que me voy a arrepentir!" o "!pues si no me lo dais por las buenas, me lo dais por las malas!", y aunque la testigo negó que el asaltante llegara a blandir un cuchillo sí ha recordado que llegó a ver que de la cintura del pantalón le sobresalía algo que creyó el mango de un arma blanca.
La acusación pública, que solicitaba inicialmente una pena de cuatro años que rebajó más tarde a dos al aplicar al imputado la atenuante de drogodependencia, consideró que existía abundante prueba de cargo que acreditaba la comisión del delito, fundamentalmente la grabación de la cámara de seguridad de la farmacia, "que demuestra que la versión de 'Oscar M.H. no se ajusta a la realidad".
La acusadora no incluyó como agravante el uso de instrumento peligroso, ya que no quedó probado que portara un arma blanca, mientras que la defensa del acusado mantuvo su petición absolutoria al no existir, según ella, una amenaza clara y tras precisar que si finalmente su defendido se hizo con el trankimazin fue porque las dos farmacéuticas estaban hartas de hablar con él tras casi un cuarto de hora.
"Si verdaderamente se sintieron intimidadas, resulta extraño que una de ellas acompañara al acusado hasta la puerta y se acercara tanto a él", advirtió la defensora, que también recordó que la conducta de su patrocinado no se enmarca en el tipo delictivo que se le imputa ya que "no actuó con ánimo de lucro sino para obtener un medicamento que necesitaba".