Condenados a penas de dos años por fingir ser propietarios de varios pisos y cobrar el alquiler a extranjeros

Las dos personas juzgadas, que confesaron su culpa, lograron hacerse con más de 3.000 euros

Europa Press Nacional
Actualizado: lunes, 23 marzo 2009 14:18

VALLADOLID, 23 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Valladolid impuso hoy sendas penas de dos años de prisión a Amando E.Ll. y Sandra M.F. por un delito continuado de falsedad en documento privado y otro continuado de estafa cometidos entre los meses de agosto y septiembre de 2006, ya que ambos se hicieron pasar por propietarios de dos pisos con el fin de cobrar a media docena de ciudadanos de origen extranjero determinadas cantidades, hasta completar un botín superior a los 3.000 euros, en concepto de fianza por el alquiler de los mismos.

El juicio no llegó a celebrarse debido a que los dos procesados, para quienes inicialmente el Ministerio Fiscal pedía penas de cuatro años de prisión, confesaron su culpa y aceptaron cada uno de ellos una condena de dos años, junto con el pago de una multa de 720 euros y la obligación de indemnizar a sus víctimas, de forma conjunta y solidaria, con un montante global de 3.150 euros, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Los hechos delictivos se produjeron entre los meses de agosto y septiembre de 2006, periodo en el que Amando E.Ll, de común acuerdo con Sandra M.F, se hizo pasar por propietario de un 2º D sito en el número 50 de la calle Villabáñez y luego de un 2º D del número 12 de la calle Navas de Tolosa de Valladolid, inmuebles en los que ella vivió en régimen de alquiler con su madre y una hermana pequeña hasta que fue desahuciada por impago de la renta.

Ambos procesados fingieron la titularidad de sendos inmuebles y se aprovecharon de media docena de ciudadanos de origen extranjero, una ecuatoriana, una brasileña, un marroquí, un búlgaro, un colombiano y un ucraniano, a los que cobraron cantidades que oscilan entre los 350 y 800 euros en concepto de fianza por el alquiler y la entrega de las llaves.

Las víctimas pagaron tales cantidades, convencidas de que los pisos pertenecían a los procesados, y no sólo no llegaron a convertirse en arrendatarios sino que perdieron el dinero entregado.

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