Las dos acusadas de la muerte de Anna Permanyer sabían cómo murió antes de levantarse el secreto de sumario

Actualizado: miércoles, 27 febrero 2008 18:51

Conversaciones telefónicas interceptadas revelan que las dos mujeres planeaban en broma matarse sabiendo que les escuchaban

BARCELONA, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -

Las dos acusadas por la muerte de la psicóloga barcelonesa Anna Permanyer en 2004 conocían detalles del crimen que ni la Policía ni el juez habían facilitado a nadie, ya que el caso se encontraba bajo secreto de sumario. Así se evidenció hoy al escucharse varias conversaciones telefónicas en las que hacían bromas sobre matarse con un golpe en la cabeza y evitar manchas de sangre con un plástico y una sábana.

Durante la séptima sesión del juicio con jurado contra Carmen B.L., Anabel T.P. y Joan S.B., se pudieron escuchar 11 conversaciones telefónicas interceptadas por los investigadores de la Policía que llevaban el caso del asesinato de Permanyer y en las que aparecían una de las dos implicadas o ambas. De hecho, se llamaban prácticamente cada día y algunos días más de una vez para mantener "largas conversaciones".

A pesar de la mala calidad del sonido, el jurado pudo oír una conversación del 15 de enero de 2005 entre Carmen B.L. y Anabel T.P. en la que ambas hacían broma, a sabiendas de que les habían 'pinchado' los teléfonos, y Carmen le decía a su amiga: "Voy a ir a rematarte", a lo que se preguntó con qué lo podría hacer, ya que la Policía se le había llevado "unos martillos" que tenía. Anabel le respondió que ella poseía "uno de encofrar" y "majo".

-"¿Con la primera hay suficiente?", preguntó Carmen B.L. en referencia a si bastaba con un golpe de estos martillos para matar a alguien.

-"Sí", respondió Anabel.

-"¿Te pondrás en posición?".

-"Sí".

Carmen B.L. preguntó a su amiga si pondría la cabeza dentro de la "bañera", a lo que ésta respondió afirmativamente, "para no escarchinar --salpicar, en el habla de Fraga (Huesca), donde vivían ambas--, me pongo dentro de la bañera en posición".

Para evitar las posibles manchas de sangre en la bañera, Anabel propuso poner un "plástico" entre los dos cristales de la mampara.

-"O una sábana", propuso Carmen.

-"¿Una sábana?".

-"No, una manta, manta, sí".

-"¿De qué color la quieres?".

Este detalle, según la Policía, evidencia que sabían que Permanyer había muerto de un golpe en la cabeza y que el cadáver había sido envuelto en un plástico y una sábana. Además, el subinspector de la Policía que dirigió las escuchas, quiso destacar hoy que Carmen B.L. "bajó la guardia" al nombrar la sábana para evitar las manchas y que, al darse cuenta, pretendía "enmendar el error" repitiendo la palabra "manta".

A continuación, Carmen B.L. bromeó otra vez y dijo que podría telefonear al inspector jefe Alfonso Mariño, que llevaba la investigación, para decirle: "Si quieres vente, y tu haces las fotos mientras yo hago el trabajo". Anabel, siguiendo la broma, dijo que a lo mejor no hacía falta que viniera, porque ella ya tenía una cámara de vídeo y un trípode, como hizo el tetraplégico gallego Ramón Sampedro, que murió en 1998 por eutanasia y del que el director Alejandro Amenábar hizo la película 'Mar adentro' en 2004.

Tras esta conversación, el juez ordenó el registro de los pisos de Permanyer en Barcelona y Sitges (Barcelona) para comprobar si en las bañeras había algún resto de la víctima. Sin embargo, no se hallaron pruebas.

En otra conversación anterior, el 21 de noviembre de 2004, ya habían bromeado sobre la muerte, en este caso de Carmen B.L.. Tras toser, la principal acusada explicó a su amiga que tenía una "presión en el pecho", aunque reconoció que "hay que morir de algo". Anabel T.P. le respondió irónicamente que podría fallecer por un "trancazo" o un "golpe en la cabeza".

DETALLES SOSPECHOSOS.

Igualmente, la Policía sospechó de otros detalles interceptados en más conversaciones. En una charla, Carmen se quejaba de los "problemas" que tuvo para comprar un piso, supuestamente el 18-J de Permanyer en el edificio Atalaya, a lo que Anabel le respondió: "Y lo que tuve que hacer yo".

La Fiscalía presentó otras escuchas para intentar demostrar el carácter "violento" de Carmen B.L. y su "estrategia" para intentar "despistar" a la Policía. En una de ellas, intentó "desprestigiar" a la familia de Permanyer intentando hacer creer que había "problemas" internos, lo que podía hacer pensar en una autoría distinta del asesinato.

En otra llamada de julio de 2005, Carmen B.L. telefoneó a la inmobiliaria del piso de su amiga Anabel T.P., que se había incendiado, y anónimamente dijo que el fuego fue provocado por el hijo de Anabel y unos amigos.

Esta llamada "sorprendió" a la Policía, ya que Anabel mostró "siempre" una "lealtad inquebrantable" y "obediencia ciega" hacia ella --aunque nunca recibió órdenes directas de Carmen B.L.--, ya que no le "contradijo jamás", incluso después de que Carmen le creara "problemas" en su "círculo de amistades".

La tesis policial es que la mujer sentía que el "cerco" policial se estrechaba tras conocer que el juez les había imputado. Esto pudo haber provocado "nerviosismo" y "disputas" entre ambas mujeres e incluso Anabel T.P. pudo haberse "venido abajo" o haber hecho "algún tipo de confesión". Carmen B.L. quería que su amiga volviera a "su círculo de acción", por lo que hizo esta "llamada de castigo".

Este nerviosismo se notó unas semanas antes, a finales de mayo de 2005, cuando tras cortarse una llamada se dirigió directamente a los agentes que la escuchaban para "desprestigiar" su labor. Además, cuando la seguían en la calle, "jugaba" con ellos, acercándose, saludándoles y hablándoles.

El policía también aseguró que las mujeres no usaban ningún lenguaje convenido o en clave, aunque "desde el primer día" sospechaban que tenían los teléfonos intervenidos.

En otras ocasiones Carmen B.L. se dirigió gritando, por teléfono, a diversas personas con expresiones "amenazantes" o criticando duramente a conocidos suyos. Sin embargo, el subinspector de la Policía dijo desconocer si alguien había denunciado estas presuntas amenazas, aunque los investigadores sí contactaron con ellos.

Para ejemplificar su capacidad de "mentir", la Fiscalía aportó una conversación que en febrero de 2005 Carmen B.L. mantuvo con un trabajador de la financiera de El Corte Inglés. La mujer decía tener problemas con la tarjeta de la compañía, porque le habían cargado, desde noviembre de 2004, más de 9.200 euros en compras que ella supuestamente no hizo, aunque los envíos de las adquisiciones habían sido dirigidos a su domicilio del edificio Atalaya.

Carmen B.L. le explicó al empleado que el 29 de noviembre había sido víctima de un secuestro 'exprés' --que un juez ya ha sentenciado que fue una invención-- y que debió de ser entonces cuando le robaron la tarjeta.