MADRID 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
El ex diputado socialista Joaquín Leguina ha acusado este lunes a PSOE y PP de dar crédito, "con su clamoroso silencio", a los "disparates" jurídicos, políticos e ideológicos con los que, desde su punto de vista, la clase política catalana "maltrata a todos y, en primer lugar, a los catalanes".
En un artículo publicado en su página personal de Internet, que recoge Europa Press, Leguina critica que los políticos "nacional-catalanistas", además de ser "todos" unos "quejicas" y unos "victimistas", se dediquen a "amenazar" asegurando que "el pacto constitucional está roto o que algo discutido hasta la saciedad y entonces rechazado está hoy vigente, como es el caso de un imposible: la España plurinacional".
El ex presidente madrileño lamenta que "la lógica" a la que obliga cualquier diálogo argumentado "haya desaparecido" del foro público catalán, un foro en el que, dice, sólo está permitido expresarse en la lengua propia --"como si el castellano hubiera llegado a Cataluña de la mano de Franco"--, que está "monopolizado por un solo discurso: el nacionalista" y en el que "cualquiera" se envuelve en la senyera y se pone a hablar "sin ruborizarse" en nombre de Cataluña.
Leguina cree que la "sospechosa" unanimidad de la democracia catalana oculta una "dolorosa" realidad: "la de la endogamia impuesta por una clase dirigente encantada de haberse conocido". "Endogamia y unanimidad cuya expresión más sangrante consiste en el siguiente hecho diferencial: en casi todas partes hay ladrones dentro de los partidos, pero Cataluña es el único lugar de España en el cual los cacos de los diferentes partidos roban juntos", llega a decir.
El ex diputado del PSOE critica en este punto que el "escaso" pluralismo político haya hecho de la catalana una democracia "muy pobre" que, sin embargo, ha encontrado "una inesperada complicidad" en el "clamoroso" silencio de socialistas y 'populares', con el que dan crédito a los "disparates" con los que la clase política catalana "maltrata a todos y, en primer lugar, a los catalanes". "La sociedad catalana es prisionera hoy de una clase política que la condena a mirarse continuamente su propio ombligo", concluye.