MADRID, 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Fiscalía Provincial de Madrid ha ordenado a uno de sus miembros mantener la acusación de violación contra un militar destinado en el cuartel del Ejercito de Tierra de Hoyo de Manzanares, pese a la ausencia de prueba de cargo contra él para poder desvirtuar su presunción de inocencia y las contradicciones en la declaración de la víctima, informaron hoy a Europa Press fuentes jurídicas.
El juicio que celebró la Audiencia de Madrid contra Miguel Ángel M. G. por presuntamente haber violado a su compañera Sheila G. quedó esta mañana visto para sentencia con el alegato final del procesado: "Me declaro totalmente inocente de los hechos de los que se me acusa".
Aunque reconoció que "no hay prueba de cargo", el fiscal siguió las instrucciones dadas por sus superiores y acordó mantener su solicitud de nueve años de prisión para el encausado por un presunto delito de agresión sexual que habría cometido el 15 de marzo de 2005 cuando regresaban a la Academia de Ingenieros del Ejercito de Tierra tras tomar unas cervezas en Torrelodones.
La abogada Paz Franganillo, que defiende a la víctima, arremetió contra el capitán Pedro Colomino, quien ayer reconoció ante el juez que aconsejó a Sheila no denunciar porque "el chico era un buen chaval y en el fondo sabía que era culpa" por sus provocaciones en el cuartel.
"Al margen de las insinuaciones o besos, si ella se niega puede decir hasta aquí. Y hasta aquí es. Ella dijo no y por eso denunció", espetó la letrada, quien insinuó que el consejo del capitán sería más "una orden" que una recomendación. Además, subrayó la presión que soportó su clienta por el rechazo de sus compañeros del acuartelamiento.
Por ello, solicitó nueve años de cárcel para él, al estimar que el bloqueo emocional que presentó la agredida el día de los hechos y durante su declaración en la vista demuestra la credibilidad de su acusación.
DEL LADO DEL ACUSADO
En su pormenorizado informe, el representante del Ministerio Fiscal sustentó el mantenimiento de la pena inicial en "la coherencia" de la fase de instrucción y en "la fase procesal" de celebración de la vista oral a la que ha llegado el caso. "Estoy en la disyuntiva de si los hechos fueron como los relató la víctima o no se produjeron", admitió.
En cualquier caso, subrayó que existen "importantes dudas de que haya prueba de cargo" contra el procesado, aludiendo a las versiones contrapuestas de los implicados. Pese a ello, el fiscal se postuló claramente a favor del testimonio del acusado a la vista de que en su declaración en el juicio no incurrió en contradicciones respecto a las manifestaciones en la fase de instrucción.
A su juicio, el testimonio de Sheila "no pasa el filtro" jurisprudencial establecido por el Tribunal Supremo para dar credibilidad a sus palabras. El alto tribunal delimita los requisitos para dar validez a la versión de la víctima cuando se certifica la inexistencia de animadversión contra el acusado; la verosimilitud en su relato; y en la persistencia de la acusación.
Asimismo, se refirió a la prueba pericial en la que los médicos que atendieron a Sheila no apreciaron signos de violencia ni lesión alguna en su cuerpo. No obstante, los especialistas no pudieron avalar que ello significase que no hubo violación.
En la vista oral, Miguel Ángel manifestó que la acusación era "totalmente falsa", asegurando que Sheila consistió la relación. Según su versión, la chica le propuso mantener un contacto sexual en un callejón de Hoyo de Manzanares. "Ella misma se bajó los pantalones. Lo hicimos de pie. La dije que nos teníamos que ir. Ella quería más. Nos tumbamos en el suelo, pero me levante y paré. Ella se enfadó porque no terminamos de hacerlo", explicó.
"Íbamos andando y me empujó. Se echó encima mía y no supe reaccionar. Me agarró los pantalones y me penetró", manifestó a trompicones Sheila, quien aseguró que tras los hechos sus compañeros le dieron la espalda.