PONTEVEDRA, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Fiscal-jefe de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, pide diez años de prisión para un joven vecino del municipio pontevedrés de Poio, Santiago R. P., de 20 años de edad, al que atribuya el apuñalamiento de un empresario que salvó la vida "gracias a su buena suerte y a la torpeza del agresor", dijo el Fiscal al término del juicio que se celebró hoy.
El suceso tuvo lugar el siete de agosto de 2008, cuando Mariano Laredo Martínez, de 70 años de edad, estaba revisando un motor en su taller mecánico ubicado en Poio. El empresario explicó que "tenía la cabeza dentro del capó" y al incorporarse, porque sintió "unos pinchazos en la espalda" --que realmente fueron tres puñaladas--, se encontró con un individuo que "tenía la mano alzada con un cuchillo".
Tras la agresión hubo un forcejeo, pero Mariano Laredo no pudo evitar que el agresor le diera una patada en la cara y un golpe en la cabeza con un martillo y que le clavase también un destornillador que le perforó una oreja. Finalmente, los gritos de la víctima alertaron a los vecinos y el agresor salió huyendo.
Aunque inicialmente el empresario no pudo dar datos para su identificación, posteriormente aseguró que cuando el agresor abandonaba el taller creyó reconocerlo y hoy en el juicio dijo, "con perfecta seguridad", que su agresor fue Santiago R. P., la misma persona que una semana antes estuvo en su taller reclamando la devolución de un pago adelantado, de 600 euros, para la reparación de un coche.
ROBO
El empresario señaló que al devolverle el dinero el joven tuvo oportunidad de ver que "en la cartera tenía más porque "había cobrado un dinero", y eso le llevó a sospechar que el móvil fue el robo, aunque no echó "en falta" nada.
Finalmente, la víctima declaró que no vio a más personas con Santiago R. P. en el momento de la agresión, aunque por este suceso fue procesado también como cómplice Moisés S. M., para quien el fiscal pidió cinco años de prisión.
Los dos jóvenes negaron rotundamente su participación en el suceso, que el fiscal calificó como un delito de tentativa de asesinato con alevosía ya que "no existe nada que haga presagiar a la víctima que va a ser agredido, fue un ataque súbito y traidor", concluyó Juan Carlos Aladro.