Garzón quiere que "la derecha democrática" se implique en la resolución del problema catalán

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Alberto Garzón (IU) - IU
Publicado: martes, 26 noviembre 2019 18:17

Dice que el gobierno de coalición puede convertirse en bandera de Europa, con Pedro Sánchez como referencia, "a la altura de Corbyn"

MADRID, 26 Nov. (EUROPA PRESS) -

El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, ha señalado que se deben desligar las negociaciones entre PSOE y ERC para la investidura de la resolución del conflicto catalán, y ha apuntado que para esa segunda parte será necesaria también la participación de la "derecha democrática" del país.

En una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación de su nuevo libro '¿Quién vota a la derecha?', ha incidido en que para abordar el problema catalán, "que se arrastra desde hace décadas", los actores que tienen que participar son múltiples. "Desde el Govern, y quien ostente la presidencia en ese momento, hasta la derecha democrática del país", ha argumentado.

Pero para que estas condiciones se den, Garzón ve necesario que esas formaciones "democráticas" rompan "con la ultraderecha reaccionaria con la que están aliadas". Solo así, añade, cualquier replanteamiento de la cuestión territorial, "por ejemplo en la línea que plantea el PSC de reconocer la plurinacionalidad y hablar de federalismo", se podrá llevar al diálogo "con firmeza".

Garzón ha apuntado a esto que el único vehículo para trabajar en la búsqueda de soluciones "es el diálogo" y para eso "hay que poder hablar de todo, y escuchar a gente que dice cosas que no gustan". "Pero en eso consiste el dialogo entre diferentes", ha explicado.

"LOS 13 MILLONES DE VOTANTES DE HITLER NO ERAN CABEZAS RAPADAS"

Sobre ese giro que en su opinión debe hacer el bloque de la derecha para alejarse de los postulados de Vox, Garzón ha recordado que "en países con memoria democrática, como Francia y Alemania, las derechas conservadoras establecen cordones sanitarios" sobre la extrema derecha porque "saben que los 13 millones de votantes de Hitler en 1932 no eran todos cabezas rapadas neonazis".

"Era gente normal pero que, aunque no pensaba en las cámaras de gas, su voto condujo a ello. El cordón sanitario tiene sentido porque el propio proyecto de la extrema derecha socava la democracia", ha argumentado, para luego añadir que, para cerrar el paso a esta corriente política, "hay que proteger a las familias trabajadoras para que no sean seducidas".

En este sentido, y ahondando en la tesis que defiende en su libro, Garzón ha aseverado que hay una parte de la clase media que se está proletarizando, precarizándose, y perdiendo poder adquisitivo. Esta realidad es aprovechada por la extrema derecha a nivel internacional para encontrar un nicho de votantes porque "la rabia puede canalizarse por la extrema derecha".

Con todo, opina que en el caso español la extrema derecha crece sobre el vector ultranacionalista dado que "es una escisión de PP y Ciudadanos", pero advierte de que ya en las ultimas elecciones generales "ha habido indicadores que manifiestan que Vox está en proceso de intentar acercarse al sector popular".

INDEPENDENTISMO, FEMINISMO Y DERECHOS CIVILES

En este sentido, el líder de IU atisba también un movimiento reaccionario contra el feminismo y el avance en derechos civiles en parte del electorado, si bien matiza que el votante de Vox principalmente reacciona ante el independentismo.

"Gran parte del votante de Trump o del Brexit está en zonas que quedaron atrás, heridas en su desarrollo, quedaron fuera del alcance y de los objetivos de las grandes medidas económicas. Suelen ser conservadores y reaccionan de forma negativa a avances en feminismo y derechos civiles, y Vox tiene parte de eso", ha enfatizado.

Por esto, tras este análisis, Garzón ha explicado que el debate no debe ser si los votantes de Vox son fascistas, porque "probablemente será gente normal", sino si el proyecto político de Vox está enfrentado en sus principios a la propia Democracia.

Dado que no tiene duda de que es así, ha señalado que es un motivo más para "arremangarse y hacer cosas para neutralizar esa amenaza", y por eso sostiene que la participación en el Gobierno de coalición es fundamental.

Un Ejecutivo que, de llegar a formarse, para Garzón nacería ya con la etiqueta de histórico y que podría convertirse a su juicio "en una bandera". Máxime en un momento "en el que la Unión Europea está implosionando con una Francia en la que la extrema derecha encabeza las encuestas" y con Alemania en un escenario parecido. "Sería positivo que en España hubiera un foco, que fuera referencia para toda Europa", ha enfatizado.

Pero ha reconocido que Unidas Podemos llegará al Gobierno con los límites de sus escaños, en minoría, y por tanto no podrán aplicar el 100% del programa. "Venimos con humildad pero con convicción", ha añadido, para luego sugerir que si bien "los márgenes son limitantes", tendrán que convencer al PSOE en determinadas políticas.

En este punto, ha aseverado que el planteamiento es interesante para el PSOE puesto que Pedro Sánchez "podría convertirse en una referencia a la altura de Jeremy Corbyn, pero gobernando". Y convertirse en referencia "implica hacer las cosas de otra manera, y cuestiones como la Reforma Laboral entran de lleno en el debate". Al respecto, Garzón ve necesaria su derogación, y aunque opina que para el PSOE también lo es, cree que no lo tienen del todo claro.

LA DERECHA "VA A SER FEROZ"

Antes de esa etapa de gobierno, los de Sánchez e Iglesias deberán sacar adelante la investidura, y si bien Garzón ha sido prudente a la hora de hablar de los pormenores de la negociación, sí que ha señalado que tiene esperanzas en que salga adelante.

Tras ese paso, apunta que llegará "la reacción de la derecha política, comunicativa y empresarial" y que esta será "feroz" dado que el Gobierno tiene la oportunidad de cambiar cosas muy relevantes en materia de fiscalidad, de planes de estímulo para empleo, y dar una orientación alternativa a la economía.

A juicio de Garzón, en España la clase empresarial es "muy rentista y conservadora" y sigue empeñada en evitar cambiar la política económica. "Entraremos en el Consejo sabiendo que los adversarios son muy feroces, en nuestro país la derecha es de cultura antidemocrática", ha apostillado.


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