El guardia civil que se autolesionó y simuló atentado en Leitza (Navarra dice que quería "terminar con todo y descansar"

Actualizado: miércoles, 11 enero 2012 18:29

El fiscal pide 8 meses de prisión por desórdenes públicos y una multa por simulación de delito mientras que la defensa, la absolución

PAMPLONA, 11 Ene. (EUROPA PRESS) -

El guardia civil que se disparó en el brazo en Leitza (Navarra) en noviembre de 2009 ha manifestado que quería "terminar con todo y descansar" y que se sentía "culpable" por la muerte en atentado terrorista de su compañero Juan Carlos Beiro en septiembre de 2002. "Quería vivir lo mismo que mi compañero", ha dicho.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Pamplona ha juzgado este miércoles al guardia civil, a quien el Ministerio Fiscal acusa de un delito de simulación de delito y de otro de desórdenes públicos. Pide una multa de ocho meses a razón de diez euros diarios por el primer delito y ocho meses de prisión por el segundo.

Por su parte, la defensa pide la absolución al considerar que no hay delito. En caso de la existencia de delito, ha pedido un mes de multa a razón de cuatro euros diarios por la simulación y tres meses a cuatro euros diarios por desórdenes.

En su declaración en la vista oral, el acusado, que ha llorado durante toda la sesión, ha reconocido los hechos que tuvieron lugar sobre las 3.30 horas del 30 de noviembre de 2009, unos hechos de los que en un principio se creyó que eran un atentado terrorista. El cuartel de la Guardia Civil de la localidad fue desalojado y hasta el lugar se desplazaron numerosas dotaciones del Instituto Armado.

En realidad, el acusado, en las inmediaciones del cuartel de Leitza, se disparó en el antebrazo izquierdo y después avisó a sus compañeros a través del sistema de transmisión manteniendo que le habían disparado. Advirtió además a los agentes de la existencia de tubos y una fiambrera, que él mismo había colocado.

El imputado, a preguntas de la fiscal, sobre si le rondaba la idea de suicidarse ha señalado que sí, que cogió una pistola, que era de su compañero pero no se sabía con qué fin, "no recuerdo el motivo, si fue para suicidarme". Sí ha reconocido que quería "terminar con todo y descansar" y que había pensado en muchas maneras, "estaba cansado".

Tras la muerte de Beiro, fue a Málaga para luego solicitar su regreso a Leitza. Según ha dicho, no podía estar en la ciudad andaluza, "tenía pendiente una deuda aquí" y quería "que las cosas cambiaran". "No tenía más que imágenes de aquí, del atentado, de mi compañero", ha dicho, para reconocer que se sentía "culpable" porque falleciera Beiro y no él.

El acusado ha pedido perdón "a todo el mundo" por "las molestias" ya que "nadie tiene la culpa de lo que me pasa". "Sólo quería descansar", ha insistido.

Dado el estado en que se encontraba el guardia civil imputado durante la vista oral, su abogado defensor ha llegado a solicitar a la juez si podía abandonar la sala. El acusado, sin embargo, ha preferido quedarse durante toda la sesión, que se ha prolongado durante casi tres horas.

OTROS AGENTES PENSARON QUE FUE UN ATENTADO

En la vista oral han testificado varios agentes de la Guardia Civil que han coincidido en afirmar que creyeron que los hechos del 30 de noviembre de 2009 eran un atentado terrorista. Por su parte, el médico forense ha indicado que no parece que el acusado encaje en una situación de estrés prostraumático y que sí en una personalidad histriónica.

En este sentido, ha detallado que esta personalidad coincide con una persona "teatral", que "busca ser el centro de atención, que la gente esté pendiente de ella". A su juicio, el imputado estaba afectado de forma "leve" en sus capacidades y "conocía lo que estaba haciendo".

Sobre la vinculación del atentado de Beiro con lo ocurrido, el médico forense ha reconocido que el acusado lo refirió y que pudiera que "se sintiera responsable, más que culpable" y que pensara que "quizás le tenía que haber pasado a él porqué no tenía hijos".

FISCAL

En su exposición, la fiscal ha defendido que los hechos ocurridos son constitutivos de los delitos de simulación de delito y de desórdenes públicos y ha indicado que el acusado "ha reconocido cómo discurrieron los hechos y les dio tintes de realidad". A su juicio, pudiera ser un "intento de suicidio, no quería preocupar a su madre, y simuló que no fuera un suicidio".

Ha señalado el Ministerio Público que dio una "auténtica apariencia de atentado" y que, por ello, "se puso en marcha todo el dispositivo policial", "máxime cuando se trataba de la localidad en la que se encontraban".

Además, para la fiscal, todo aquello generó "alarma en estado máximo" y la "dotó de máxima verosimilitud". Asimismo, ha señalado que el acusado, con "afectación de las facultades pero de forma leve, según el forense", no reconoció los hechos hasta abril del año siguiente, seis meses después. Ha pedido la atenuante de afección psíquica.

Por su parte, la defensa ha señalado que no existen los dos delitos mencionados y que el ánimo del acusado no fue "alterar la paz pública". "El fin es difícil de saber, probablemente suicidarse", ha dicho, para señalar que "hace falta estar mal para pegarse un tiro".

Ha manifestado que el "forense ha dudado de que tuviese estrés postraumático pero que a un compañero con el que haces el servicio todos los días le explote una bomba y se muera en tus brazos tiene que tener un nombre". "Pudo haber sido él (por el acusado) que era lo que él deseaba", ha añadido.

Para la defensa, existen además la atenuante de confesión tardía y reparación, "reconocer los hechos y pedir perdón". "Se ha equivocado, lo asume, va a dejar de pertenecer al Cuerpo", ha afirmado, y ha señalado que existe la figura de la pena natural, que es "el enorme sufrimiento que tiene".