Guerra y Carrillo defienden la memoria histórica, mientras Fraga dice que "hay quien piensa demasiado en sus abuelos"

El dirigente comunista afirma que el consenso de 1977 es "imposible actualmente" y ve al Rey como el "mejor presidente de República"

Europa Press Nacional
Actualizado: viernes, 15 junio 2007 14:54

MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

El ex presidente del Gobierno, Alfonso Guerra; y quien fuera líder del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, defendieron hoy, cuando se cumplen treinta años de la celebración de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura, la importancia de la memoria histórica. Mientras, el entonces presidente de Alianza Popular (AP), Manuel Fraga, se mostró en desacuerdo con ellos y afirmó que actualmente "hay quien piensa demasiado en sus abuelos", en referencia al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Durante un coloquio en Telecinco recogido por Europa Press, Carrillo afirmó que "no se trata de juzgar, procesar y condenar a nadie", sino que se trata de que "ha habido 40 años durante los que sólo han hablado unos, mientras los otros estuvieron callados y reprimidos". Por eso señaló que "hace falta ahora restablecer la normalidad en el juicio de esa memoria, que la gente conozca lo que pasó".

Sin embargo, Fraga no coincidió con los planteamientos del dirigente comunista y afirmó que "hoy hay quien piensa demasiado en sus abuelos y en la supuesta memoria histórica". "Pero la clave de la transición fue que la inmensa mayoría miró hacia delante y no hacia atrás. Si no digo esto reviento", subrayó.

Por su parte, Guerra, argumentó que hay una parte "sentimental", en la que hay que hacer un "esfuerzo para comprender" a las personas, porque hay gente cuyos familiares "murieron violentamente, están enterrados en un camino y quieren recuperar esos restos para ponerlos en un nicho donde poder llevarles unas flores".

"¿Qué puede significar eso de contradicción con un espíritu de mirar al futuro? Nada. Tienen derecho a eso, nadie está pensando en exigencias penales, ni personales, ni políticas. Eso no remueve ni abre heridas, sino que las cicatriza", expuso.

Fraga manifestó su "total desacuerdo" con Carrillo y Guerra, y resaltó que España lleva "un siglo, desde el golpe de Estado de Fernando VII en Valencia, cuando abole la Constitución de Cádiz, hasta hoy, dando demasiados bandazos y ya es hora de mirar hacia delante".

Así, Carrillo coincidió con Fraga en que "no hay que resucitar el pasado", pero puntualizó que "sí es necesario conocer de verdad lo que pasó". El ex ministro de Exteriores durante el Gobierno de Adolfo Suárez, Marcelino Oreja, también presente en la tertulia, apostó por hablar de memoria histórica en un "espacio íntimo, porque trasladarlo al escenario político es enormemente peligroso", algo en lo que estuvo de acuerdo Guerra.

DIFERENCIAS ENTRE 2007 Y 1977

Los cuatro políticos hablaron también de las diferencias entre la situación actual y la de hace treinta años, y coincidieron en que ésta ha cambiado mucho. Para Guerra, la generación social y política que hizo la transición tenía una "presión psicológica muy fuerte de una recientísima dictadura y de una cruel guerra civil", la cual presionó "mucho" sobre los actores políticos y la sociedad, algo que "llevó a tener que sacrificar algunas aspiraciones en beneficio de una convivencia de todos".

A su juicio, la generación actual no tiene esa presión y se siente "liberada" respecto de la de los años setenta, y eso puede hacer pensar que "hoy es más difícil el acuerdo, pero la vida cambia, las generaciones pasan y cada uno tiene su forma de hacer". Además, recordó que en aquellas primeras elecciones todos fueron "primerizos", lo cual dio lugar a "anécdotas de todos los colores".

Oreja indicó que la idea de la "reconciliación" era la que "animaba" a todos durante la transición, y se abogaba por lograr "espacios de consenso". "Hoy hay impulsos distintos, pero también se debe hacer un esfuerzo para intentar áreas de consenso en los grandes temas, como en la lucha contra el terrorismo, y algunos de política exterior y económica, que se deben aislar de los particularismos de cada partido", aseveró.

Según Carrillo, la idea fundamental era la "reconciliación", por debajo de la que había una "convergencia nacional como no se había producido jamás y como se produce raramente en la historia de un país". Aseguró que se produjo una convergencia entre clases dominantes que no querían perder el poder y los deseos de "libertad" de trabajadores y estudiantes.

Asimismo, subrayó que en 1977 se tuvo "sentido de responsabilidad", mientras que aseguró que hoy es "imposible recomponer un consenso como el que hubo en aquella época, aunque hay temas como el de la lucha contra el terrorismo en el cual deberían estar todos los partidos de acuerdo, sosteniendo al Gobierno legítimo".

"REY CONSTITUCIONAL DESDE EL PRIMER MOMENTO"

Preguntados sobre el papel del Rey Don Juan Carlos en aquel período, Oreja afirmó que tuvo un papel "decisivo y desde un primer momento se comportó como un monarca constitucional". Para Fraga, el papel del Rey fue "decisivo", y desde el "primer momento lo entendió perfectamente al pedir los mismos poderes que tenían las otras monarquías europeas".

Por su parte, Carrillo consideró un "fenómeno único" un Rey que "recibe los poderes de Franco y éste se los devuelve al pueblo". "A partir de ese momento tuve más confianza en Don Juan Carlos, cabeza del movimiento reformista, que ya incluso conspiraba desde La Zarzuela en 1974. El mejor presidente de República hoy por hoy es Don Juan Carlos, porque la soberanía popular existe realmente en España", sentenció.

Cambiando de nuevo de tema, Guerra planteó que el momento más complicado de la transición fue el asesinato de los abogados de Atocha, puesto que entonces pensó que "todo podía irse al traste", y añadió que ayudó a la legalización del PCE, algo en lo que estuvo de acuerdo Oreja. El ex presidente agregó que hubo también otros momentos difíciles, que indicaban la "enorme fragilidad de lo que se estaba haciendo, aunque todo el mundo apretó filas".

Además, aseguró que las "emociones" de 1977 y la "pasión por la libertad son irrepetibles". Oreja coincidió con Guerra al recordar la "emoción" que sintió en el primer Pleno del Congreso tras las elecciones, mientras Carrillo habló de "culminación de toda una vida de lucha por las libertades, un día inolvidable aquel primer Pleno".

Carrillo reconoció también que el resultado del PCE en 1977 fue una "decepción", y que la llegada al poder del PSOE en un tiempo "estaba cantada" porque "lo necesitaba la monarquía". Por su parte, Fraga recordó que fue el primero en decir, en una entrevista a The New York Times, "que antes o después había que legalizar al PCE".

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