VALENCIA, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -
Jordi Castellet, voluntario del servicio de Protección Civil del municipio de Les Coves de Vinromà (Castellón), donde el pasado domingo estalló una furgoneta cargada de explosivos con los que la banda terrorista ETA pretendía perpetrar un atentado, confesó ayer sentirse "orgulloso" de haber avisado a la Guardia Civil de la existencia del vehículo, al tiempo que aseguró que "nunca" pensó que llevara explosivos sino que, al hallarla dentro de un campo de almendras, creyó que se trataba de ladrones de este fruto seco.
Castellet, que aquella noche de sábado salió "a ver las estrellas", enseguida consideró "sospechosa" la furgoneta, puesto que, según dijo, "en el pueblo no hay furgonetas amarillas así, sólo blancas". Así, tras pasar un primera vez con su vehículo, alrededor de las 21.00 horas, cerca de la furgoneta, dio la vuelta y volvió a pasar para coger la matrícula.
En ese instante, vio a dos individuos junto al vehículo, aunque no su cara porque ya era de noche y llamó al teléfono 062, no obstante, cuando una hora más tarde acompañó a la patrulla de la Guardia Civil al lugar, ya no había nadie, y tras inspeccionar la zona y observar que había unas bicicletas en la parte posterior de la furgoneta, se marcharon. Aunque sobre las 2.30 horas de la madrugada él volvió a pasar por allí y comprobó que la furgoneta seguía en el mismo sitio.
Cuando al día siguiente le despertaron de la siesta para contarle la explosión ocurrida, no pudo evitar pensar que la carga podía "haber estallado" cuando él estuvo cogiendo la matrícula o cuando estuvo con la Guardia Civil "a menos de un metro de la furgoneta", subrayó.
Según dijo, la gente del pueblo le dice: "nos has librado de la quema", y aunque se siente "orgulloso" de "haber evitado daños personales" y que estos "sólo hayan sido materiales", pero aseguró que al enterarse del estallido se quedó "con la mente en blanco".
Por su parte, Paquita Salvador, vecina de la zona, explicó a Europa Press que su marido, Francisco Ferreres, fue otro testigo que también vio la furgoneta aunque "nunca imaginó nada extraño". Según contó, "afortunadamente" su marido se salvó "por casualidad" de la explosión porque ese día decidió cambiarse del campo en el que trabajaba, cerca de donde estaba aparcado el vehículo, a otro antes del siniestro.
Paquita relató cómo se rompieron los cristales de su casa y su bancal de almendras quedó "hecho un desastre, toda la cosecha perdida", lamentó. Tras el suceso, el campo se llenó de policías que hasta hoy al medio día todavía inspeccionaban el lugar.
A lo largo de la mañana se ha levantado el cordón policial y se han enviado las pruebas al laboratorio criminalista de la Guardia Civil para su análisis, según informaron a Europa Press fuentes de la investigación.
La propietaria del campo de olivas donde la furgoneta explosionó, Concepción Serret Ferreres, señaló que tras el siniestro "hay árboles arrancados de raíz" y "un gran cráter" donde la furgoneta estalló y su onda expansiva "rompió cristales" y "tumbó una de las puertas de la casa", indicó.
Concepción contó que en esos momentos no se encontraba en la casa y que se enteró porque la llamaron al móvil, y al acudir a su casa cogió un "sofoco" y un "disgusto" al perder "los olivos que había criado". Todavía se pregunta "por qué esto ha pasado aquí".