BARCELONA 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
Uno de los cuatro acusados de secuestrar a la propietaria de una inmobiliaria en Gavà y pedir 50.000 euros a su marido para dejarla en libertad ha reconocido que participó en el secuestro exprés y ha exculpado a su ex mujer --empleada de la limpieza de la víctima-- de ser cómplice del golpe, negando que pasara información sobre el patrimonio o las costumbres y horarios de la familia.
Según el escrito fiscal, el 25 de septiembre de 2008 la víctima fue sorprendida por cuatro encapuchados junto a su coche que, a punta de pistola, la arrastraron hasta una furgoneta, la llevaron a la zona hortícola de Cornellà de Llobregat 'Los Huertos', la maniataron en una caseta y pidieron un rescate a su marido de 50.000 euros, que no consiguieron ya que la mujer pudo desatarse y huir para pedir ayuda.
En el juicio celebrado este martes en la Audiencia de Barcelona, el acusado José María R.B. ha confesado que participó en el secuestro pero que desconocían los hechos tanto su ex mujer, Maria R.P., como los otros dos acusados, Juan Luis P.R. y Sebastián C.Q.
Según el secuestrador confeso, un ruso y un albano le propusieron dar un golpe, por lo que robó la furgoneta a Juan Luis P.R. cogiéndole las llaves de la barra del bar que ambos frecuentaban, y su labor en el secuestro fue conducir hasta la caseta y atarla allí.
El acusado ha expuesto que vio cómo sus compañeros telefoneaban y discutían mientras él maniataba a la víctima y la reconoció, porque su mujer había trabajado en su casa y la de sus suegros, y años antes había cerrado con ella y su marido una transacción inmobiliaria.
"Cuando supe que la querían dejar allí, pensé que nadie la encontraría y me pareció mal, por lo que dejé las ataduras flojas, para que pudiera escapar", ha sostenido ante la juez.
La víctima ha dicho que estaba junto a su coche para meter a su hijo de 5 años al que acompañaba al colegio, cuando cuatro enmascarados la asaltaron con armas de fuego, empujaron al menor contra el suelo y la arrastraron hasta meterla en la furgoneta.
Una vez allí, le obligaron a decir el número de teléfono de su marido, al que llamaron, y obligaron a la mujer a explicarle que estaba secuestrada y que querían el dinero.
"En ese momento sólo pude decir: 'Vete para casa, que me han secuestrado y han dejado al niño tirado en la calle', por lo que me quitaron el teléfono y colgaron", ha testificado.
Ya en la caseta, cuando la sentaron en la silla y la maniataron, le robaron el reloj y un colgante y la abandonaron, momento en el que forzó las bridas y logró desasirse para salir corriendo monte através, hasta que encontró a tres campesinos que, de primeras, no le hicieron caso al pensar que se trataba de una prostituta, pero después la ayudaron llevándola con lo agentes de seguridad.
"Cuando me liberé, pensé en que tenía que salir de allí para ir con mi hijo, a pesar de que me pegaran cuatro tiros", ha relatado llorando.
El acusado José María R.B. ha explicado que, tras el secuestro exprés fallido, volvió a casa de Juan Luis P.R. para decirle que tenía la furgoneta aparcada en 'Los Huertos', como pretexto para que le acompañara, ya que estaba "preocupado por la mujer".
Juan Luis P.R. ha dicho no saber que José María R.B. había hecho algo, hasta que llegó al lugar donde le devolvió su móvil, que estaba en el vehículo y con el que habían llamado al marido, y después volvió adonde había aparcado su furgoneta.
"No le denuncié porque yo no soy una perra chivata y porque no pensaba que lo que había hecho era esto", ha explicado.
Durante el juicio, que se prolongará hasta el miércoles con más testigos, la juez ha tenido que ordenar a los agentes que bajaran a José María R.B. a los calabozos por quejarse varias veces de las testificaciones.