MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Internas de la prisión de Madrid I (Alcalá-Meco) entregaron hoy a los miembros del Consejo General de la Abogacía Española las primeras togas confeccionadas en prisión gracias a un convenio firmado el pasado mes de noviembre con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.
Como una medida encaminada a la reinserción de los presos, ambas instituciones firmaron un acuerdo por el que los abogados podrán acudir a los juicios luciendo togas confeccionadas por los internos. Para ello, la prisión amplió su taller de confección y, después de esta primera remesa, espera los pedidos de los Colegios de Abogados que ya han mostrado su interés.
Las togas confeccionadas en esta cárcel saldrán al mercado con dos precios diferentes dependiendo de su calidad. Así, las más asequibles costarán 143 euros mientras que las de mayor calidad se venderán por 215 euros, lo que además incluye la entrega en destino.
En el taller de confección de Alcalá-Meco, con 800 metros cuadrados más 700 de almacén, trabajan alrededor de 20 reclusas, aunque de momento sólo seis de ellas se dedican a la elaboración de togas. El nivel de producción de esta prenda dependerá de los pedidos que se vayan recibiendo, aunque distintos Colegios de Abogados --como los de Valladolid o Soria-- ya han manifestado su interés en vestirlas.
IMPORTANCIA DEL TRABAJO EN PRISIÓN.
La directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, destacó la importancia del trabajo en las prisiones, algo que calificó como "fundamental", e indicó que gracias a esta labor las internas obtienen recursos económicos con los que contribuir en sus familias.
En este caso se encuentra Rosa María Flores, una reclusa de origen boliviano que explicó, en declaraciones a Europa Press, que tiene hijos menores en su país a los que debe enviar dinero. Por ello, reconoció que este trabajo --en el que desde hace un mes se dedica a dar los últimos retoques a las togas-- es "lo mejor" que ha podido pasar dentro de la cárcel.
Gallizo subrayó además que facilitar un trabajo a los internos es "una obligación" de las administraciones. Gracias a los diferentes talleres que se ejercen en las cárceles, los presos "adquieren un hábito de normalización de la vida", ya que "muchas veces detrás de los delitos había marginalidad, una vida al margen del orden y la disciplina".
UNA OPORTUNIDAD FUERA DE PRISIÓN.
"El trabajo es uno de los elementos fundamentales en los que se basa la de vida las personas --argumentó la directora general--. Éste es un gran paso que hay que completar cuando estas personas vuelvan a la sociedad dándoles la oportunidad de que sigan trabajando y no vuelvan a la delincuencia y la marginación".
Por su parte, el presidente del Consejo General de la Abogacía Española, Carlos Carnicer, reconoció que "una de las obsesiones" de los abogados es cómo paliar la falta de otros derechos que se deriva de la privación del derecho a la libertad, entre los que destacó el trabajo. Por ello, subrayó la importancia de esta labor y expresó su "íntima satisfacción" por colaborar con ella.
EXPERIENCIA PIONERA EN EUROPA.
Además, aseguró que se trata de una experiencia pionera en Europa, por lo que su deseo es que sea copiada por los centros penitenciarios de otros países. "Esto dice mucho de una sociedad civilizada que intenta que los derechos de todos estén mejor respetados y cada uno ponga un granito de arena con el que puede contribuir a una sociedad más justa", insistió.
La encargada de la reclusas en el taller de confección, Rafaela, hizo un llamamiento a los colegios de abogados para que realicen sus pedidos y más internas puedan dedicarse a la confección de togas. Para ellas, el trabajo es "muy importante" porque además les ayuda a ocupar su tiempo "y tener la mente ocupada". El horario de trabajo en el taller es de 9.30 a 13.30 y de 16.30 a 19.30, similar al de una jornada laboral fuera de prisión.