Juzgan a los mossos y los jóvenes implicados en una pelea multitudinaria en una discoteca de Barcelona

Europa Press Nacional
Actualizado: jueves, 5 junio 2008 19:34

BARCELONA 5 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Juzgado de Instrucción número 10 de Barcelona juzgó hoy a 12 mossos d'Esquadra y a 13 jóvenes que en abril se vieron involucrados en una pelea multitudinaria en una conocida discoteca de la avenida Tibidabo de la capital catalana. El altercado se saldó con varios heridos y numerosas denuncias cruzadas por lesiones, injurias y daños.

Según la versión de los Mossos, todo empezó cuando, la madrugada del 5 de abril, dos agentes dieron el alto a un todoterreno que circulaba por la Ronda de Dalt en zig-zag y con una persona colgando de una de las puertas, que se marchó antes de que les dieran alcance a la altura de la avenida Tibidabo, a unos 300 metros de la discoteca.

Los agentes pidieron la documentación del vehículo y el conductor, y se dispusieron a practicarle la prueba de alcoholemia, pero el conductor, Miguel Z., se negó e instantes después le dio un cabezazo en la cara a uno de los mossos, rompiéndole la nariz, e intentó cogerle el arma aunque sin conseguirlo.

Cuando se dispuso a detenerlo, la chica que viajaba como copiloto, Carolina S., se interpuso para evitarlo y, con el mismo fin, otro joven, Miguel S., empezó a golpearle por detrás, momento en el que otro mosso intervino, por lo que ambos empezaron a forcejear. Otro agente sacó del tumulto a la joven, que se quedó sin falda.

Los jóvenes fueron reducidos y esposados con la ayuda de un agente y un caporal que acudieron ante la solicitud de refuerzos. Minutos después, salió de la discoteca un grupo de unas 20 personas, entre las que se encontraba la hermana de Miguel S. y novia de Miguel Z., Cristina, y se dirigió hacia uno de los coches patrulla.

Entre cinco y siete personas rodearon al caporal, y la chica, "que llevaba la iniciativa", le dio una fuerte patada en los testículos e intentó sacarle el arma, lo que motivó que el subinspector de la unidad de orden público que acababa de llegar ordenara dispersar al grupo de jóvenes.

Los agentes recién llegados cargaron contra los chicos y pegaron a algunos de ellos en las piernas, afirmaron varios agentes, quienes tienen las órdenes de golpear sólo en las extremidades inferiores. Los jóvenes corrieron por la avenida del Tibidabo de nuevo hacia la discoteca mientras que Cristina S. fue detenida.

Los vigilantes de seguridad de la discoteca solicitaron la ayuda de los mossos porque los jóvenes querían entrar de nuevo en el establecimiento y estaban insultándoles. Fue entonces cuando, entre patadas e insultos como "mileurista de mierda", se produjeron otras nueve detenciones.

VERSIÓN DE LOS JÓVENES.

La versión de los jóvenes es completamente distinta. Miguel Z. y su prima sostuvieron ante el juez que abandonaron el local y cogieron el todoterreno para regresar a casa, pero un patrulla de los Mossos los hizo parar y le pidió la documentación al conductor. No obstante, éste no la tenía porque "llevaba traje" y no había cogido la cartera.

Uno de los agentes lo sacó del vehículo, lo tiró al suelo, lo esposó y empezó a golpearle la cabeza con el bordillo, por lo que Carolina S. salió del todoterreno y se abalanzó sobre su primo para protegerle la cabeza. Los mossos le estiraron del pelo y la insultaron hasta que lograron apartarla del joven y esposarla.

Miguel S. se acercó al lugar y descubrió a los agentes "dándole golpes a una niña que estaba aterrada protegiendo a su primo" que yacía en el suelo inconsciente, "medio muerto". Por eso, intentó interponerse entre su amigo y los mossos, que "se comportaban como animales", pero fue detenido y agredido.

Cristina S. salió de la discoteca al enterarse de lo ocurrido y corrió "como loca" para preguntar qué ocurría a los mossos, que la detuvieron sin dar explicaciones.

Uno de los otros detenidos explicó que salió a la calle con unos amigos para fumar y que no los dejaron volver a entrar y empezaron a insultar a los vigilantes. Éstos les dijeron que eran unos "pijos de mierda" y empezaron a empujarlos.

Los guardas alertaron a los Mossos e identificaron a los supuestos autores, tanto de los insultos como de los altercados ocurridos en el interior del local, por lo que fueron detenidos y obligados a permanecer de rodillas hasta que llegó un furgón que los condujo a la comisaría de Sants-Montjuïc.

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