Melilla celebra el 234 aniversario del fin del asedio de las tropas del Sultán de Marruecos

Actualizado: jueves, 19 marzo 2009 14:14

MELILLA, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -

La ciudad conmemoró hoy el 234 aniversario del fin del asedio que sufrió la ciudad de Melilla durante cien días, entre el 9 de diciembre de 1774 y el 19 de marzo de 1775, a manos de las tropas del Sultán de Marruecos Muley Mohamed.

Un oficio religioso en la Parroquia de la Purísima Concepción con la presencia de las principales autoridades de la ciudad, Juan José Imbroda (PP), y imposición de una corona de flores en el monolito del defensor, el mariscal Juan Sherlock, sirvió para recordar la heroica defensa de la ciudad, que costó la vida de cien de sus habitantes.

Según informa la Ciudad, el 9 de diciembre de 1774 el sultán de Marruecos, Muley Mohamed Ben Abdal-Lah, al frente de 123.600 hombres, acompañado por sus hijos los príncipes Mulai Ali, Mulai Maimon y Mulai Abderrahaman y sus generales, inició el sitio de Melilla, con el intento de asaltarla.

Durante cien días, Melilla fue objeto de duros bombardeos y de escaramuzas por parte de las tropas invasoras, que fueron repelidas por los escasos habitantes de la ciudad, que tras la incorporación de refuerzos desde la Península sumaba 3.251 habitantes. Melilla se defendió con 117 cañones y 24 morteros. El asedio se prolongó por espacio de cien días, hasta la mañana del 19 de marzo de 1775, momento en el que el sultán ordenó poner fin a la operación. El monarca marroquí había roto, con el asedio, el tratado de paz y amistad firmado unos años antes con el rey español Carlos III.

Según los historiadores, el sitio provocó 584 heridos y 105 muertos en Melilla, entre soldados y desterrados, así como una mujer y un niño. Los cuerpos fueron enterrados en "la bóveda de las Ánimas, Patio de Tahona, Bóveda de la Soledad y en los alrededores de la iglesia de la Purísima Concepción". La vieja ciudadela melillense recibió a lo largo de los cien días de sitio los golpes de 8.200 bombas y 3.207 cañonazos de manos de los cañones y morteros que las tropas invasoras tenían dispersas a lo largo de todo el perímetro de la ciudad.