SEÑAL DE TV DEL TRIBUNAL SUPREMO
MADRID, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -
El exdirector del Servicio Catalán de Salud David Elvira ha afirmado este martes en el juicio por el 'procés' independentista, que se está celebrando en el Tribunal Supremo, que el Ministerio de Sanidad, que entonces dirigía la 'popular' Dolors Montserrat, se puso en contacto con el departamento catalán para "ofrecer su colaboración" en la atención a los heridos durante la jornada del referéndum ilegal del 1 de octubre.
"¿El mismo día 1 de octubre fue la Administración de Sanidad catalana la que tuvo que hacer todas las actuaciones o el Ministerio se coordinó de alguna forma para atender a los heridos?", ha preguntado el abogado Andreu Van den Eynde, que ejerce la defensa del exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y del exconsejero de Exteriores Raül Romeva, que ha sido la parte que ha propuesto su comparecencia.
En este momento, Elvira ha indicado que esa misma mañana el secretario general de la Consejería le informó de que el entonces 'número dos' de Sanidad José Javier Castrodeza llamó "interesándose por las atenciones, ofreciendo su colaboración". Ha añadido que se le agradeció la comunicación pero que "estaban atendiendo" con sus recursos "las distintas incidencias" sin ningún tipo de problema.
El testigo ha ofrecido también la relación de datos registrados por los profesionales del sistema de salud catalán y ha señalado que las personas asistidas el mismo día de la votación fueron 991, a las que hay que sumar otras 75 atendidas entre el 2 y el 4 de octubre, entre ellos 13 agentes de la autoridad. Eso sí, ha precisado que estas cifras corresponden a los pacientes que acudieron a centros públicos dependientes de la red sanitaria catalana, y por tanto se excluyen los que acudieron a un centro privado, fuera de Cataluña o a servicios médicos de la Policía o Guardia Civil.
68% ERAN HOMBRES Y EL 32% MUJERES, LA MAYORÍA DE ENTRE 40 Y 65 AÑOS
Ha apuntado que de los atendidos, el 68 por ciento eran hombres y un 32 por ciento, mujeres; de los cuáles la mayoría de ellos se encontraba en la franja de edad de entre 40 y 65 años. Asimismo, ha recordado que tan sólo se dieron cinco diagnósticos de gravedad relacionados con traumatismos craneales que habían derivado de "algunas crisis hipertensivas", alguna afectación a un globo ocular y un infarto.
Posteriormente, Elvira ha recordado que toda esta información fue compartida con el Ministerio de Sanidad con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y que en ningún momento se realizó alguna "inspección" al respecto.
Este jueves por la tarde también han declarado como testigos en el juicio contra los 12 líderes independentista los senadores de ERC en esos momentos Laura Castel y Jordi Salvador, quienes han contado al tribunal que las actuaciones policiales en los colegios electorales durante el 1-O fueron "desproporcionadas" y de una "violencia extrema" ante el ambiente "festivo" que presentaban los concentrados.
"Se oyeron dos disparos y a partir de ahí, la Policía empezaron a pegarnos indiscriminadamente. A mí me pegaron por detrás sin yo tener capacidad de respuesta, ni de anticipación", ha dicho Castel en un relato similar al que han manifestado este jueves una quincena de personas que estuvieron presentes en distintos centros electorales de Cataluña.
"NINGÚN JUEZ PROHIBIÓ EL DERECHO A VOTO"
A preguntas del fiscal Jaime Moreno, que ha querido saber si conocía que el Tribunal Constitucional había prohibido la celebración del referéndum, la senadora ha subrayado que a ella "ningún juez" le ha indicado que había "perdido" su "derecho a voto" y que por el mismo motivo los ciudadanos acudieron a los colegios: "La gente tenía muchas ganas de autodeterminarse".
Por su parte, Salvador ha destacado que el 1 de octubre fue un día "muy bonito", en el que la gente tenía "muchas ganas de votar, como en el 9 de noviembre" --en alusión a la consulta soberanista de 2014 por la que el expresidente de la Generalitat Artur Mas fue condenado por el Supremo a un año y un mes de inhabilitación-- y que todo se torció con la intervención policial, momento en el que la gente se mostró "indignada y muy enfadada". "No vi gente pegando, ni cócteles molotov, ni palos, ni piedras (*) Es verdad que oí insultos pero en ningún momento vi un acto de violencia", ha agregado.
Otra de los testimonios escuchados ha sido el de una ciudadana que se ofreció voluntaria a formar parte de una mesa electoral en el colegio Pau Claris de Barcelona. Aparentemente nerviosa ha narrado que se "asustó" cuando los 'antidisturbios' llegaron al centro y comenzaron a "apartar a la gente violentamente con empujones, para hacerse paso".
GOLPES CON "LA TOGA PUESTA" Y UNA URNA ESCONDIDA DETRÁS DE LA IGLESIA
Versión similar ha contado otro testigo que estuvo presente en la Consejería de Bienestar Social de Lleida, habilitada como centro de votación, para ejercer el derecho de defensa de las personas que se encontraban retenidas en su interior durante la actuación policial para requisar material electoral. Según ha aseverado, recibió varios golpes cada vez que intentó hablar con los agentes, incluso con "la toga puesta", para informarles de que tenía derecho a asistir jurídicamente a quienes se encontraban en el interior del edificio.
Por último, el alcalde de Fonollosa (Barcelona), Eloi Hernández, ha relatado que en su localidad llegó a haber "más guardias civiles que vecinos" que, según ha dicho, golpearon "con escudos" y "tiraron al suelo" a algunas personas que se encontraban en el Ayuntamiento, donde se celebraba la votación. El regidor ha recalcado que los 'antidisturbios' policiales le "arrinconaron" en una plaza principal de la localidad y que en el centro dejaron "humillado" a un joven esposado durante unos "15 minutos".
Este mismo testigo ha ironizado durante su comparecencia que los policías fuesen al Consistorio a buscar la urna, pese a que sabían que estaba "escondida detrás de la iglesia". Hernández, que estuvo investigado por desobediencia al Tribunal Constitucional en relación al referéndum, ha apostillado que después supo que en los días previos al 1-O "agentes de incógnito" estuvieron en el pueblo y que conocían el escondite.