Montilla cree que "no se puede renunciar a la expresión de la discrepancia" para evitar el desprestigio de la política

Actualizado: viernes, 19 septiembre 2008 17:39

Recuerda que los governantes se deben a los ciudadanos por encima de toda consideración política e ideológica

BARCELONA, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -

El presidente de la Generalitat, el socialista José Montilla, advirtió de hoy que, para evitar el desprestigio de la política y el desencanto de la ciudadanía ante sus poderes públicos, "no se debe renunciar a la expresión de la discrepancia".

Durante un acto oficial en el Palau de la Generalitat para honrar la figura de Irla coincidiendo con el medio siglo de su muerte en el exilio, afirmó que existe un "patriotismo profundo que no necesita de la sublimación permanente de las palabras encendidas" para ver alcanzados sus objetivos.

En su intervención, Montilla elogió la trayectoria de Irla, de quien resaltó una manera de entender la gobernación desde la "discreción" y sus "formas tranquilas" que, sin embargo, no implicaron la renuncia a sus ideales democráticos y catalanistas.

Resaltó que a lo largo de su historia, Catalunya ha contado con gobernantes que responían al perfil de Irla, y resaltó que, al igual que el ex presidente de la Generalitat, los gobernantes se deben a los ciudadanos, "por encima de cualquier otra consideración política e ideológica". "A esta predisposición y de este posicionamiento, se le llama patriotismo", añadió Montilla.

ELOGIO DE LA FIGURA DE IRLA

Montilla elogió en su intervención la figura de quien presidió la Generalitat en los primeros años del franquismo, entre 1940 y 1954, y resaltó que "al servicio del país incluso en las circunstancias más excepcionales", momentos en los que optó por "mantender encendida la esperanza".

Puso énfasis en el "talante discreto" de Irla, hombre "movido por un firme compromiso con Catalunya" y "convencido de que de un político en la más grande adversidad se espera que mantenga la serenidad y el rumbo". Aseguró que Irla tenía un "sentimiento apasionado por esta tierra y los hombres y mujeres que vivían", y que era un "hombre de paz y de maneras tranquilas".

Nacido en Sant Feliu de Guíxols (Girona), Irla (1874-1958) se interesó desde joven por la política, a favor de los valores de la izquierda y del republicanismo. Fue presidente de la Generalitat en el exilio tras el fusilamiento de Lluís Companys.

Ocupó el cargo entre 1940 y 1954, cuatro años antes de su muerte, cuando, en agosto de 1954, en la embajada de la República Española en México, un grupo de diputados del Parlament de Catalunya --elegidos democráticamente en las primeras elecciones autonómicas, las de 1932-- eligieron a Josep Tarradellas nuevo presidente de la Generalitat.

Tras la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1945 Irla constituyó un Govern de la Generalitat en el exilio, cuyos consellers eran Pompeu Fabra, Carles Pi i Sunyer, Antoni Rovira i Virgili, Josep Carner, Joan Comorera, Manuel Serra i Moret y Pau Padró.

Sus objetivos fueron dar a conocer la situación de Catalunya a nivel internacional --se dirigió a la ONU en 1946, redactando un Memorándum sobre los ataques del franquismo a la autonomía catalana--, preocuparse por la situación de los catalanes exiliados y mantener relaciones con los catalanes que seguían en Catalunya y no se habían exiliado.