El mosso d'Esquadra acusado de abusar sexualmente de una detenida en una comisaría de Barcelona niega los hechos

Europa Press Nacional
Actualizado: martes, 22 abril 2008 17:52

BARCELONA 22 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Barcelona juzgó hoy a un mosso d'Esquadra acusado de abusar sexualmente de una chica cuando se encontraba detenida en la comisaría de la Zona Franca de Barcelona en marzo de 2006. La Fiscalía solicita cuatro años de cárcel por dos delitos de abuso sexual con la agravante de tratarse de un cargo público.

La madrugada del 18 de marzo de 2006, la joven, María Ángeles P.G., que entonces tenía 18 años, fue detenida junto a otras personas por unos incidentes en la Rambla del Raval y sus inmediaciones tras un 'macrobotellón'. La chica fue trasladada a la comisaría, donde ese día el procesado, Alejandro C.P., se encargaba de las investigaciones y de tomar declaración.

Durante el juicio, celebrado en la Sección Octava, la joven reconoció que el acusado la ayudó mucho y se ganó su confianza al alertar a sus padres de lo ocurrido, al permitirle ver a su novio, detenido en la misma comisaría, y dejarle llamar a su centro de trabajo para avisar de que no acudiría.

Sobre las tres de la tarde, la detenida prestó declaración frente al mosso en una sala destinada a ese fin y María Ángeles P.G. pudo entrevistarse a solas con su abogada durante unos minutos. Cuando finalizó el encuentro, el agente procesado la condujo a una habitación anexa para registrarla y detectar lo que su letrada hubiera podido darle.

La joven explicó al tribunal que el acusado le instó a quitarse la ropa, a lo que accedió pensando que estaba obligada a hacerlo y él empezó a tocarla. A María Ángeles P.G. le pareció "raro" la forma en la que Alejandro C.P. la cacheó, pues distaba de cómo lo habían hecho previamente otras agentes, quienes además habían utilizado guantes.

La detenida, que prefirió "pasar el mal trago" para salir lo antes posible de la comisaría, sólo pudo evitar que el procesado le tocara los genitales diciéndole que tenía la menstruación.

Horas más tarde, el mosso le tomó declaración sin su abogada y la condujo de nuevo a la sala anexa donde volvió a manosearla antes de entregarle el sujetador --requisado habitualmente por motivos de seguridad-- e instarle a que se lo pusiera. La chica se negó, pero ante la insistencia del agente, accedió a ponérselo aunque lo hizo por debajo de la ropa.

Instantes después, la joven recogió el resto de sus efectos personales, salió en libertad y denunció al mosso que supuestamente había abusado de ella tras contarle lo ocurrido a la abogada de su novio.

Alejandro C.P., en cambio, dijo que las dos veces que le tomó declaración estaba presente la abogada de oficio de la detenida por lo que no le hubiera sido posible abusar sexualmente de la chica.

También afirmó que le dio el sujetador para que la chica pudiera ponérselo sola en la intimidad de la sala, y que después, en compañía de otro agente, le entregó el resto de sus efectos personales en un mostrador.

Sin embargo, la letrada de oficio de María Ángeles P.G. aseguró al tribunal que su cliente rechazó entrevistarse a solas con ella, por lo que tras la segunda declaración abandonó la sala donde se encontraba junto al mosso procesado y la detenida, dejándolos solos.

El juicio debía quedar hoy visto para sentencia pero problemas técnicos han impedido que declarara por videoconferencia el agente que participó en la entrega de los objetos personales a la detenida y que debía explicar al tribunal si entre ellos se encontraba el sujetador de la víctima, como asegura el acusado, o no, como sostiene la joven.

DETENIDA DURANTE EL 'MACROBOTELLÓN' DE 2006.

La chica fue una de las 54 personas detenidas la madrugada del 18 de marzo de 2006, cuando los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana se enfrentaron a un numeroso grupo de jóvenes que quemó 50 contenedores en el barrio del Raval, donde habían acudido para celebrar un 'macrobotellón' convocado a nivel estatal.

El Ayuntamiento y las fuerzas de seguridad habían organizado un dispositivo especial para evitar la venta de alcohol en la calle, pero no lograron evitar que hasta un millar de jóvenes se concentraran en la zona para beber.

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