TOLEDO, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
Peritos del juicio contra Antonio Manuel V.P., el hombre acusado de un delito de homicidio cometido contra su pareja, J.M.S.E., y madre de sus tres hijos, en julio de 2007 en Fuensalida (Toledo), consideraron hoy que por la contundencia y la características de las heridas de la víctima, se puede constatar que hubo "gran violencia" en su muerte.
En la cuarta sesión del juicio con jurado popular que comenzó el lunes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Toledo, una de las peritos encargada de realizar la autopsia, manifestó que el cuerpo de la fallecida presentaba múltiples heridas inciso punzantes y concretó que las heridas que causaron su muerte fueron tres localizadas tanto en la parte derecha como izquierda del tórax, que atravesaron las costillas hasta llegar al pulmón.
En cuanto a las heridas inciso punzantes, la perito concretó que no llegaron a penetrar en las vísceras, aunque afirmó que en su conjunto hubieran causado la muerte de la víctima porque llevaban consigo una "gran pérdida de sangre". Así, en cuanto a la herida de cuello, manifestó que si bien tenía una longitud de 12,5 centímetros, no llegó a causar degüello.
Asimismo, señaló que aunque la ayuda sanitaria hubiera llegado a tiempo y se hubiera podido estabilizar a la víctima, su evolución, debido a las heridas que presentaba en el pulmón, no habría sido muy favorable. Por último, afirmó que en la autopsia no denotó que la víctima tuviera ninguna enfermedad por transmisión sexual.
De otro lado, los peritos encargados de analizar la sangre de la ropa del acusado pudieron constatar que en la camiseta que utilizó y en el calzoncillo había perfiles de ADN tanto suyos como de la víctima y que en el lavabo en el que se cambió de ropa el acusado había restos de sangre de la víctima.
En cuanto a las ropas de los niños, que también se encargaron de analizar, explicaron que no encontraron ningún tipo de mancha orgánica. Así, no pudieron determinar si había sido lavada o no antes de que se les entregara y apuntaron que únicamente si la sangre hubiese sido abundante, podría haber resistido al lavado. "Si las gotas eran muy pequeñas, se pudieron haber lavado, pero no se puede determinar", agregaron.
EXAMEN PSICOLÓGICO
Por su parte, las psicólogas del centro penitenciario de Ocaña (Toledo) que examinaron al acusado una vez que ingresó en el centro, aseguraron que Antonio Manuel V.P. era consciente de lo que hacía el día de los hechos y capaz de controlar sus actos, pese a que no era capaz de predecir las consecuencias de los mismos.
Igualmente, manifestaron que el acusado no es una persona violenta y que se maneja "bastante bien" en situaciones cotidianas, pero que cuando se producen situaciones de estrés intenta evitarlas y no se sabe manejar. "Su relación de pareja, con turbulencias, fue el caldo de cultivo para que hubiese descontrol e impulsividad, lo que no hace que pierda sus facultades", agregaron.
Por último, señalaron que el acusado se veía como una víctima en la relación que mantenía con la fallecida y que cuando ingresó en prisión se pudo constatar que existían síntomas de depresivos que explican que intentara lesionarse y suicidarse, al querer ahorcarse, justo antes de su ingreso
Finalmente, el secretario de la sala procedió, a petición de la defensa y de la acusación, a leer cinco llamadas realizadas al 112 el día de los hechos, así como el parte médico del acusado cuando fue reconocido una vez detenido, a petición del abogado de la Junta para casos de violencia de género. También leyó la carta que se encontró en la inspección ocular del domicilio en la que la víctima apuntó lo que sucedió ese día, a petición de la acusación.