MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -
El presidente del Senado, Javier Rojo, presidió el acto celebrado este mediodía por el que la Cámara Alta ha otorgado los hombres de los tres senadores asesinados por ETA, Manuel Broseta, Enrique Casas y Manuel Giménez Abad, a otras tantas salas de la institución, de manera que su recuerdo sea "ejemplo para futuras generaciones". Además, defendió que el mejor homenaje a los tres debe ser "el compromiso diario de unidad de los demócratas por la libertad" y la "rebeldía y el compromiso" de los ciudadanos frente al terrorismo.
Maite Pagazaurtundua, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, agradeció en nombre de los homenajeados este acto porque la preservación de la memoria de las víctimas de ETA sirve para "achicar espacios a cualquier asomo de impunidad" y constituye "uno de los gestos más relevantes" en favor de los derechos humanos y del juego democrático. "En este ejercicio consciente de su memoria, anulamos una vez más la insignificancia política de las víctimas que buscan los terroristas", sentenció.
Este reconocimiento a los senadores fue propuesto por el PP y aprobado por unanimidad de todos los grupos del Senado. Al acto de hoy asistieron, junto a buena parte de la Cámara Alta, familiares de los tres homenajeados, a quienes Javier Rojo les quiso dar las gracias por su "apuesta por la convivencia frente a la venganza" y por "exigir justicia frente al olvido".
El presidente del Senado repasó la biografía de Broseta, de Casas y de Giménez Abad y aseguró que su memoria "ha de ser un acicate constante para poner de manifiesto la perversión moral y la radical injusticia de la violencia".
En su apoyo a las víctimas de ETA, Rojo incluyó también a los amenazados y mencionó expresamente al senador del PP Ramón Rabanera, presente en la sala hoy y objetivo del último Comando Vizcaya de ETA desarticulado, a quien le aseguró que en el Senado debe sentirse "protegido, respaldado y querido". "Sabes que no estás solo, que somos muchos, que somos todos los demócratas los que estamos en esta lucha por la libertad", le dijo.
TRADICIÓN CONTRA PROGRESO.
Javier Rojo expuso en su discurso el "efecto maligno del terrorismo", que alcanza a niños y jóvenes "a los que se enseña a odiar", además de a las propias víctimas y a la sociedad, que se siente sola en ocasiones. "Como no los olvidamos (a los asesinados), a veces sentimos que no podemos perdonar; a veces nos falta el ánimo, el miedo se apodera de nosotros; a veces sentimos que la violencia nos hace peores", afirmó.
"Ese sentimiento de que la violencia lo degrada todo es el que me lleva a pedir en público desde hace tiempo dignidad para una sociedad que sufre", subrayó el presidente de la Cámara Alta.
Javier Rojo se apoyó a continuación en el pensamiento del intelectual marroquí Ben Jelloun para denunciar que el origen del terrorismo es que el conflicto entre tradición y modernidad no se resuelve y hace "degenerar el nacionalismo radical en fanatismo" y convertir al "discrepante en enemigo".
"Sea el fanatismo de donde sea, o como quiera que denominemos la máscara que oculta sus raíces de xenofobia e intolerancia, se trata de la petrificación de la tradición frente al dinamismo del progreso", añadió.
En este contexto, aseguró que en el País Vasco sigue siendo necesario un ejercicio de valentía para vivir en libertad y animó a "desterrar el silencio, los temores y pesadillas en que se ha convertido la práctica del libre pensamiento".
"Un escritor vasco aseguraba que Luis Vives se quejaba ante Erasmo en 1534 de que el tiempo en que vivían 'era difícil en extremo, tanto que no podía decir cuál era más peligroso, si el hablar o el callar' --citó--. Qué tristeza que esta realidad se siga produciendo en los inicios del siglo XXI".
"DEFENDER A QUIENES NO DEFIENDEN".
La presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, resaltó el valor de actos como el celebrado hoy en el Senado porque la memoria de las víctimas anula la intención de los asesinos. Citando a quien también fuera senador Mario Onaindía, aseguró que es necesario "honrar y defender a los que no defienden y han defendido nuestros derechos ciudadanos".
"Con este ejercicio de memoria anulamos una vez más la insignificancia política de las víctimas que buscaban los terroristas. Achicamos espacios para cualquier asomo de impunidad. Dejamos señalados conscientemente, en esta sede, los derechos humanos y la libertad que defendieron con la máxima entrega Enrique Casas, Manuel Broseta y Manuel Giménez Abad", subrayó.