El Supremo confirma la condena a 10 años de prisión a un hombre que mató a un rumano de un tiro desde su ventana

Europa Press Nacional
Actualizado: miércoles, 23 junio 2010 15:58

MADRID 23 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena impuesta en abril de 2009 por un delito de homicidio a un ex funcionario interino de la Audiencia Nacional que mató a un joven rumano de un tiro que disparó desde su ventana en la madrugada de Año Nuevo de 2007 en el barrio de Pan Bendito (Carabanchel), informaron hoy fuentes jurídicas.

En una sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, el Supremo desestima el recurso interpuesto por la defensa del procesado contra la sentencia del TSJM que rechazó el recurso de apelación contra la resolución de la Audiencia de Madrid que le condenó por el homicidio.

La noche del crimen, Leonard Florín Mirón celebraba la Nochevieja con unos compatriotas en una casa situada en el número 8 de la plaza de la Rendición de Breda. Alrededor de las 3.45 horas, el joven se asomó a la ventana para fumarse un cigarro. De repente, recibió un tiro en un dedo meñique y, segundos después, otro en el costado que le perforó el pulmón. A los pocos minutos, murió desangrado.

Un jurado popular declaró culpable de los hechos a Andrés B. G., de 36 años, un aficionado a las armas que guardaba en su casa varias escopetas. En una sentencia notificada ayer, la Audiencia madrileña condena al homicida a diez años de prisión y a indemnizar con 70.000 euros a la familia de la víctima.

En el juicio, el condenado negó ser el autor del disparo que acabó con la vida del joven, alegando que el arma del calibre 22 con el que se perpetró el delito no era la suya porque esa misma noche se la robaron de su coche.

TRAYECTORIA DE LA BALA

Los agentes del Grupo V de Homicidios dieron con el presunto asesino tras un sondeo vecinal en el que averiguaron que un mes antes alguien había matado a un perro por sus ladridos en el portal de al lado de una forma similar. Así, la Policía pidió a la Guardia Civil que le informara sobre las personas con permiso de armas de ese bloque de pisos. De los vecinos, sólo dos tenían licencia, entre ellos Andrés B.G.

El acusado, cuyo padre es militar, tenía en su domicilio tres escopetas de diferentes calibres, una de ellas del 22. La Policía estudió la trayectoria de la bala que mató a la víctima y al perro, proviniendo del piso del acusado. Tras conseguir una orden de registro, los agentes inspeccionaron la vivienda del sospechoso, encontrando sólo dos de las tres escopetas. Ninguna de ellas era el arma homicida.

Tras su detención, el supuesto homicida aseguró que esa misma noche se había dejado la escopeta en el coche con la puerta abierta. Sostuvo que se la robaron. Pero decidió no denunciarlo. Se trata de la misma versión que ofreció ante la Audiencia madrileña.

Últimas noticias sobre estos temas

Contenido patrocinado