El Supremo eleva a 20 años de cárcel la pena a un hombre que mató a su mujer y quemó el cuerpo en Valencia

Actualizado: jueves, 17 enero 2008 16:40

VALENCIA, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -

La sala de lo penal del Tribunal Supremo (TS) ha elevado de 17 a 20 años la pena a un hombre por matar a su mujer de una paliza y quemar su cuerpo en la cama de la habitación de matrimonio de su domicilio de Valencia con el objetivo de evitar que aparecieran vestigios de los golpes que le propinó. La víctima llegó a interponer hasta dos denuncias contra él, que finalmente retiró al confiar en que éste iba a cambiar.

La sala desestima así el recurso de casación interpuesto por el hombre contra la sentencia dictada por la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia, y estima parcialmente el presentado por el ministerio fiscal contra la misma, que le condenaba a 17 años de prisión. Con ello, aumenta la pena hasta los 19 años y 9 meses por los delitos de homicidio; violencia física; lesiones psíquicas y el delito de violencia habitual familiar, al contemplar la habitualidad de los hechos. Asimismo, deberá indemnizar a los familiares de la mujer con 120.000 euros.

Según consta como probado en una sentencia hecha pública hoy, la víctima y el acusado se casaron en 1991 y, transcurridos los primeros años de convivencia, en concreto, a partir de 1995, el hombre comenzó de forma continuada a ridiculizar el comportamiento de su esposa, y se dirigía a ella a gritos, con menosprecios, tirando objetos al suelo y creando, de esta forma, una situación de miedo a temor.

Posteriormente, le empezó a propinar golpes "por cualquier motivo" e, incluso, en presencia de familiares y terceras personas, le decía cosas como 'cállate, que tú no sabes nada'; 'no tienes ni idea', y no respondía a las preguntas que le formulaba. La mujer intentaba disimular las huellas de los golpes que le daba su marido, aunque éstas eran advertidas por familiares, vecinos y compañeros de trabajo.

Debido a la situación que sufría, estuvo de baja laboral y cayó en estado de depresión, dejó de alimentarse y comenzó a abusar de las bebidas alcohólicas para evadirse. Diez años más tarde, el 4 de agosto de 2004, se decidió a pedir ayuda y acudió al domicilio de la ex cuñada de su marido, a quien le comunicó que éste le agredía.

Al ver su estado físico, llamó a la hermana de la mujer, quien, desde Alcobendas (Madrid), lugar de su residencia, se trasladó a Valencia junto a su marido para buscarla y llevársela a la ciudad, donde tras ser atendida en el Hospital La Paz se le diagnosticó un cuadro de ansiedad y abuso de alcohol, un estado de ánimo bajo, comienzo de anorexia, insomnio mixto, irritabilidad y pensamiento de muerte, por lo que se le prescribió interconsulta a psiquiatría.

El hombre, en el periodo que su mujer permaneció en casa de su hermana en Alcobendas, llamaba por teléfono y, tras mucho insistir, logró hablar con ella, le dijo que la quería y que la necesitaba y le dio falsas promesas de que iba a cambiar. Esperanzada en que esa posibilidad llegara a ser cierta, regresó en septiembre del mismo año y reanudó la convivencia.

Sin embargo, el hombre, lejos de cumplir sus ofrecimientos, continuó en la misma línea de insultos, menosprecios y golpes reiterados y sistemáticos. En otra agresión, la mujer regresó a Madrid, al domicilio de su hermano, y presentó una denuncia contra su esposa. En ese tiempo, el hombre llamaba de manera insistente, hasta 30 llamadas diarias, y al final logró hablar nuevamente con ella y la convenció para que volviera.

Desde Valencia, el hombre le convenció para que dirigiera un escrito al juzgado manifestando que la denuncia era falsa, que era alcohólica y que cuando la formuló estaba muy borracha. Tras ello, siguió con su comportamiento y su hermano alertó a la Policía de los hechos, por lo que se personó en su casa, momento en que ésta les contó que era agredida por su marido, y presentó otra denuncia. El día del juicio, influida por su marido, dijo que la denuncia era falsa, que las lesiones se las había causado por encontrarse en estado ebrio. Por ello, el ministerio fiscal retiró la acusación y le absolvió de los cargos.

Las agresiones e insultos continuaron hasta que en la madrugada del 20 de marzo de 2006, después de haber acudido a la 'cremá' de las Fallas, ambos regresaron a la vivienda tras haber consumido bebidas alcohólicas. En un momento dado, el hombre comenzó a golpear a su mujer con un instrumento no determinado, hasta que le causó la muerte a consecuencia de un traumatismo torácico abdominal.

Éste, tras comprobar que su esposa había fallecido, y para evitar que aparecieran vestigios de los golpes que le había dado, colocó su cuerpo en la cama de la habitación de matrimonio y lo quemó con un método no precisado. Debido al humo producido, los vecinos acudieron a la vivienda, y auxiliaron al hombre, quien se había dirigido a rastras para evitar los efectos del humo.