UE.- Balkenende aboga por dar más poder a los parlamentos nacionales para vetar normas europeas

Actualizado: miércoles, 23 mayo 2007 18:44

ESTRASBURGO, 23 May. (EUROPA PRESS) -

El primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, abogó hoy, en un discurso ante el pleno de la Eurocámara, por dar más poder a los parlamentos nacionales para vetar normas comunitarias. Esta es una de las principales exigencias del Gobierno holandés para dar su visto bueno al nuevo Tratado que está preparando la presidencia alemana para salir de la crisis institucional provocada por el 'no' de Francia y Países Bajos a la Constitución Europea.

A juicio de Balkenende, lo primero que habría que hacer para desbloquear la situación y llegar a un acuerdo es renunciar a la idea de una Constitución y centrarse en redactar un simple Tratado que introduzca cambios limitados, como los Tratados de Ámsterdam y de Niza.

El primer ministro holandés aseguró que el término 'Constitución' fue una de las principales causas del 'no' en el referéndum de Países Bajos, ya que los votantes entendieron que se les estaba preguntado si querían que Europa adoptara la forma de un Estado o que acabara sustituyendo al Gobierno holandés.

Otra de las enseñanzas de la consulta holandesa, según Balkenende, es que los ciudadanos "quieren tener la certeza de que su opinión cuenta, quieren que su voz se escuche en Europa". Por ello, defendió "aumentar el papel de los parlamentos nacionales" a la hora de valorar si las propuestas legislativas que presenta la Comisión invaden o no competencias nacionales.

"Si los parlamentos nacionales expresan una opinión mayoritariamente negativa, deben sacarse las consecuencias oportunas", recalcó el primer ministro holandés. Este aumento del poder de los parlamentos nacionales "no se haría en detrimento del Parlamento Europeo", sino que ambas instituciones jugarían "papeles complementarios".

Durante su discurso ante la Eurocámara, el primer ministro holandés defendió acabar con el derecho de veto en algunas políticas (citó el cambio climático, la política energética, la inmigración y la lucha contra el terrorismo) pero "en un marco claramente definido" que no concretó.

"No podemos ignorar que la población teme el abandono del derecho de veto, y también un aumento sigiloso de las competencias de la Unión", señaló Balkenende. "Sólo delimitando claramente las competencias de la Unión podremos vencer en parte las reticencias a una transferencia de soberanía. Países Bajos presentará propuestas en este dominio", anunció.

También pidió que la UE deje plena libertad de acción a los Estados miembros en la organización de sus servicios públicos, de manera que los sistemas de pensiones y seguridad social o el sistema educativo queden totalmente excluidos de las reglas del mercado interior.

La última propuesta de Balkenende para el nuevo Tratado consistiría en incluir los criterios y condiciones para futuras ampliaciones con el objetivo de disipar así los temores de los ciudadanos. "Los holandeses creen que la UE incumple sus propias reglas. Tenemos criterios pero, a sus ojos, no los aplicamos estrictamente. Esto erosiona el apoyo de los ciudadanos a la UE. Estos criterios deberían por tanto incluirse en el nuevo Tratado", indicó.

El primer ministro recalcó que Países Bajos es un "país proeuropeo" y que el 75% de la población apoya la partencia a la UE. Asimismo, aseguró estar dispuesto a "actuar de manera constructiva" para encontrar una "solución común" a la crisis institucional porque es una "necesidad absoluta para el futuro de Europa".

El nuevo tratado, indicó, debe perseguir dos ambiciones: mejorar el funcionamiento democrático de Europa y aumentar su eficacia. Admitió que el "equilibrio institucional" del Tratado constitucional supone "mejoras" en ambas áreas que Países Bajos "quiere conservar" con la condición de que vayan acompañadas de "una toma en consideración tangible de las preocupaciones de los ciudadanos".

Durante el discurso de Balkenende, un gran número de eurodiputados colocaron en su escaño banderitas europeas para protestar por su pretensión de suprimir del nuevo Tratado los símbolos de la UE, como la bandera o el himno.