UE.- Zapatero y Sarkozy protagonizan las anécdotas más divertidas de la firma del Tratado de Lisboa

Actualizado: jueves, 13 diciembre 2007 17:58

LISBOA, 13 Dic. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Patricia Ferro) -

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el francés, Nicolas Sarkozy, protagonizaron hoy los momentos más divertidos de la ceremonia de la firma del Tratado de Lisboa.

El primero fue el presidente francés. Sarkozy fue el último en llegar y antes de ir a saludar al primer ministro luso y presidente en ejercicio del Consejo Europeo, José Sócrates, habló con los periodistas franceses. Después, se dirigió hacia la alfombra azul, el color de la presidencia lusa, pero no vio al jefe del Estado luso y al ministro de Exteriores de ese país, Luis Amado, que lo tuvieron que llamar para realizar el saludo formal. Entonces el líder galo comenzó a correr hacia ellos y los saludó con un efusivo abrazo, ante la mirada sorprendida de los presentes.

La segunda nota curiosa de la jornada tuvo como protagonista a Zapatero. Al inicio de la ceremonia en el claustro del Monasterio de los Jerónimos, de Belém. Después de que el coro de niños de la Academia Popular de Lisboa interpretase el 'Himno de la Alegría', el presidente del Gobierno español se giró hacia los niños y comenzó a aplaudirles entusiasmado. No hay que olvidar que su esposa, Sonsoles, es una amante de la música.

En la ceremonia de hoy estuvieron presentes todos los líderes europeos, a excepción del primer ministro británico, Gordon Brown, que llegó sólo a la comida oficial ofrecida por el presidente de la República Portuguesa, Aníbal Cavaco Silva, que se está celebrando en estos momentos. De hecho, Reino Unido fue el único país que en la ceremonia oficial sólo estampó una firma en el libro, la del ministro de Exteriores, David Miliband.

También protagonizaron un momento entre anecdótico y sorprendente la comitiva polaca. Estaban presentes el presidente, Lech Kaczinki, el primer ministro, Donald Tusk, que se estrenaba en los encuentros de alto nivel de la UE, después de derrotar al hermano gemelo del jefe del Estado en las últimas elecciones generales de su país. En el momento de la firma, subieron al palco, Tusk y su ministro de Exteriores, los responsables de estampar la firma. Pero también Kaczinki, que se quedó un poco retrasado, no se sabe si por casualidad o a propósito, pero generó una leve confusión. El presidente no firmó porque no tenía que hacerlo.

Antes de que la ceremonia comenzase el anfitrión, Sócrates, se esforzaba con los detalles de última hora para que todo estuviese en orden. Después de la firma, el jefe del Gobierno luso, acompañado por Mario Soares, primer ministro en 1985, año en que Portugal, igual que España, se adhirió a la entonces Comunidad Económica Europea, por el ministro de Finanzas de la época, Hernani Lopes, por el alcalde de Lisboa, Antonio Costa, y por el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, descubrían dos placas conmemorativas de la adhesión europea y del Tratado de Lisboa, en la entrada del Monasterio de los Jerónimos.

En ese momento, se les unieron el resto de los líderes europeos. Uno de ellos, no se sabe quién, bromeó señalando las placas y dijo "Brown firma aquí". Después, Sarkozy volvió a saludar efusivamente a Sócrates, que después se fundió en un abrazo con Barroso, el otro portugués que dirigió con él el futuro de la UE en estos últimos seis meses.

Minutos después, todos se subieron a un tranvía, aunque de los modernos, decorado con los colores y la bandera europea. En él fueron al Museo de los coches, a unos escasos 600 metros, en donde les esperaba el Presidente Cavaco para un almuerzo oficial.

Mañana todos se volverán a encontrar en Bruselas, para el Consejo formal de diciembre. Allí volverán a protagonizar nuevas anécdotas.