Vamos a ser serios y aunque la tentación de continuar con lo de miembros y miembras, el 902 para machos despistados o el nuevo modelo de masculinidad resulta verdaderamente atractiva, lo indicado en estos casos es hacer caso a la propia ministra protagonista de tanto desafuero y no quedarse en la anécdota. Lo malo, doña Bibiana, es que si profundizamos un poco, muy poco, tras la anécdota sólo hay otra anécdota y tras ella el vacío.
Porque usted, señora ministra de Igualdad, nunca debió serlo y bien sabe Dios que no pongo en tela de juicio su capacidad sino más bien su ministerio, su cartera, esa ocurrencia frívola del presidente del Gobierno capaz de todo, hasta del absurdo, con tal de que lo que sea lo sea "por primera vez".
Y por primera vez se sacó de la manga un ministerio que no puede tener competencias aunque si presupuesto y le puso a usted al frente del inútil invento: una ministra, "la más joven", frente a una cartera creada "por primera vez". El único problema es que esto de gobernar no implica necesariamente entrar en el libro de los records y menos aun presupuestar algo inútil con no sé cuantos millones de euros que es lo que nos cuesta a todos los españoles que usted se siente en un Consejo de Ministros y que salga en la foto de los "por primera vez" de ZP.
Usted, doña Bibiana, no tiene la culpa de todo eso porque, siguiendo su consejo y profundizando, detrás de usted -aclaro: detrás de su ministerio sin ministerio por ahora, de su cartera- no hay nada; usted -me refiero al ministerio del que es titular- es una anécdota en si misma, una ocurrencia, una iluminación de esas que de vez en cuando le dan al Presidente.
Porque de las lamentabilísimas desigualdades que aun se dan entre hombres y mujeres, se ocupa ya el ministerio del que es usted inquilina provisional, el de Trabajo, se ocupa el ministerio del Interior y debería ocuparse más el de Justicia. A usted sólo le queda poner en marcha el 902, ese teléfono del que ya ha dado tres explicaciones distintas de forma que aun no sabemos para qué va a servir. El resto no le compete.
El nuevo modelo de masculinidad, sobre el que no sé yo muy bien si un Congreso moderadamente serio estaría dispuesto ni siquiera a pronunciarse, sería una materia de Educación y las nuevas palabras que usted propone son cosa de la RAE, cuyo diccionario conviene consultar antes de hacer una afirmación como la de "fistro". Y ya metidos en gramáticas, a ver si algún filólogo/a de confianza les enseña de una vez por todas la diferencia entre sexo y género.
Usted no es el problema, señora Aído, sino la victima inocente, con o sin lapsus, de una frivolidad presidencial, de un titular de prensa, de una foto. Su ministerio carece de sentido desde antes de que existiera y resultaría incluso gracioso si no fuera porque esos millones de euros que usted va a manejar no se sabe muy para qué, no los estuvieran pidiendo a gritos, y con razón, una plantilla de inspectores de trabajo ridícula frente al número de inspecciones que habría que hacer, una policía que no pueden proteger a todas las mujeres amenazadas y un Justicia que llega tantas veces tarde y mal por falta de medios económicos. Pero claro, ya nos lo han explicado: la clave es que su ministerio es "transversal"... Y se creen que nos lo creemos.
Andrés Aberasturi.