La familia en campaña electoral

Europa Press Sociedad
Actualizado: jueves, 31 enero 2008 13:55

Ahora resulta que los famosos 400 euros también son para ayudar a la familia. ¡Pues claro! Al fin y al cabo, todo es para beneficiar, para perjudicar o las dos cosas a las familias. Si aumentas o bajas los impuestos repercute en la familia, si mejoras o empeoras la sanidad , también; si aumentas o disminuyes las plazas de guardería, lo mismo; si declaras una guerra, no te digo nada; si negocias con los terroristas, acuerdate de las familias de los muertos o de los posibles salvados si sale bien; si apruebas una carretera o un AVE, toda la familia podrá viajar; si baja el precio de la vivienda, la familia cabrá mejor en una casa más grande y por último, si suben o bajan los tipos de interés, la familia podrá vivir mejor o peor. Todo es familia.

Si partimos de esta base, obvia por otra parte, ¿por qué será que durante la legislatura pasada o venidera, al margen de la campaña electoral, ni su padre -nunca mejor dicho_ se acuerda de la familia? La cuestión no es si crear un ministerio o dar una ayudita. El problema es mayor, infinitamente mayor, y a medida que pasan las generaciones, la cuestión se hace más dificultosa todavía.

Hubo quien me dijo meses atrás, cuando se aprobó la medida de los 2.500 euros, que en la inmensa mayoría de los casos, esa pasta se utilizaría para la habitación del bebé. Seguro que tenía razón quien me hizo el vaticinio. En el mismo sentido, podríamos decir, que los 400 euros tan en boga últimamente, no ayudarán a la familia, como fórmula de convivencia, y menos aún si lo que se hace es un sistema imperceptible de desgravación fiscal mes a mes. Por suerte, salvo delicadísimas excepciones, ni lo notarán, porque quien más lo pudiera notar no se va a beneficiar de ese dinero. ¡Qué cosas!

Lo del Ministerio de la Familia, como tal, también tiene su aquél. Pocos departamentos del Gobierno van a ser tan transversales. Desde Asuntos Sociales a Educación, pasando por Sanidad, Economía y Hacienda, Trabajo y Seguridad Social, Cultura, Administraciones Públicas, y seguro que se me olvidan algunas ramificaciones de otros ministerios. Todo ello, sin contar con las Comunidades Autónomas, y los Ayuntamientos.

Mi problema y el de casi todo el mundo es conciliar el curro con la casa. Eso sí que es política o mejor dicho, 'anti-política' de la familia. Para ayudar a esta fórmula de organización social habría que, primeramente, adecuar los horarios laborales, en la medida de lo posible, a los horarios escolares. Y las vacaciones, y las tutorías, y los médicos. Y además, ayudar económicamente de verdad a la natalidad, en el momento de nacer, por supuesto, pero después también. Porque los 2.500 euros vienen de perlas para la habitación, pero la pasta se gasta después, más o menos, durante los siguientes 20 años del feliz acontecimiento. ¿O no? Pues eso.

Me temo que la fórmula no es mágica. Ni se arregla con manifestaciones, ni con Ministerios, ni con regalitos o limosnas. El concepto es SOCIAL, así escrito, con mayúsculas.

En alguna ocasión dije que si un candidato se propusiera a conciencia ganar las elecciones, las tendría casi en el bolsillo si consiguiera hacer llegar al electorado una propuesta eficaz, sólida y creíble en materia educativa y sanitaria. Pues bien, si esa propuesta fuese sobre la familia, no tendría ganadas las elecciones. No solo. Habría vencido para toda su generación.

Pero como no es ni va a ser así, seguiremos con ministerios, ayuditas y eso sí, sacando a pasear el nombrecito, cada dos por tres.

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