Actualizado 04/03/2008 01:00

Antonio Casado.- El debate de vuelta

MADRID 4 Mar. (OTR/PRESS) -

Escribo unas horas antes del segundo debate Zapatero-Rajoy. La base de cálculo que nos proporciona el primero sirve para aventurar, si no los contenidos, al menos el tono del segundo cruce televisado entre el titular del poder y el aspirante. Habrá más frases y menos datos, más eslóganes y menos gráficos, más interrupciones y menos rigidez. Pero, a la vista de los precedentes, no hay razón para suponer un cambio sustancial de estrategia en ninguno de los dos contendientes.

El PSOE, por razones obvias. La mayoría de los ciudadanos percibió a Zapatero como el ganador del primer debate. Tampoco Rajoy, que estuvo más agresivo, tiene motivos para cambiar un discurso que reforzó su liderazgo interno y la alicaída moral de los suyos, tras la derrota televisada de Pizarro ante Solbes. Si Rajoy renunciase a la agresividad a favor del 'fair play', quedaría a merced de Zapatero y, visto en clave de partido, incurriría en el mismo error que Pizarro. Otra cosa es que trate de modular su discurso en los aspectos más duros del mismo. Por ejemplo, en inmigración. Pero no esperemos que suavice el discurso bronco contra el PSOE, marcado por una apuesta, a mi juicio suicida, por la derecha sin complejos. Así lo ha reconocido un hombre del equipo electoral de Rajoy tan relevante como Gabriel Elorriaga en las páginas del 'Finantial Times'.

El drama de Rajoy es que, a estas alturas, está cautivo de ese discurso. Ya no puede dar marcha atrás. Si lo suaviza, le pasa lo que a Pizarro. Y si lo mantiene, lejos del centro, le hace el juego al PSOE sin sumar votos a su ya firme suelo electoral. Es muy difícil que con ese discurso bronco y derechizado, el PP pueda incrementar su cosecha de votos del año 2004. Su handicap es la falta de credibilidad, después de haber estado anunciando durante cuatro años la bancarrota de España.

No sería creíble una repentina apuesta por la moderación. Lo intentó de hecho en su inicial guión de campaña. Pero el desenlace del debate de Pizarro con Solbes acabó de forma abrupta con esa estrategia, como demostró Rajoy en la agresividad mostrada contra Zapatero en el debate televisado del lunes 25. De hecho, lo más celebrado por su gente fueron dos graves acusaciones contra el presidente del Gobierno: mentiroso y enemigo de las víctimas del terrorismo. Como Zapatero no estuvo contundente en la réplica ni se rasgó las vestiduras ante semejantes ataques a su honorabilidad, los predicadores de la derecha sin complejos vieron confirmadas sus tesis: "El que calla otorga", fue su gran argumento. Pero en los sondeos el PSOE seguía mejorando sus expectativas de voto y la campaña se seguía polarizando, en perfecta sintonía con los intereses movilizadotes de Zapatero. Ahí estamos.

Antonio Casado

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