Actualizado 03/04/2008 02:00

Antonio Casado.- La Legislatura que viene

MADRID 3 Abr. (OTR/PRESS) -

La reyerta permanente de la pasada Legislatura entre PP y el PSOE no pesa en la memoria deshabitada de Soraya Sáenz de Santamaría. Tampoco ocupa lugar en la memoria selectiva de José Antonio Alonso. Son los flamantes portavoces parlamentarios de las dos grandes fuerzas políticas de ámbito nacional. A otros nombres de sus respectivos partidos va asociado el recuerdo fresco de la bronca. No a los suyos.

Hemos de saludar, pues, la entrada en el escenario de uno y otra como señal de retorno al sosiego. Señales y algo más, a juzgar por sus declaraciones de estos días. Ambos han hecho explícita su disposición a entenderse en las grandes cuestiones de Estado. Y en este punto parece lógico desviar la carga de la prueba hacia el PP, porque está en la oposición y es al Gobierno al que corresponde dirigir las políticas de Estado.

En consecuencia, las posiciones de referencia en los eventuales pactos PSOE-PP son las del Gobierno, por la propia naturaleza del juego político en las relaciones de poder. A partir de ahí, procede la modulación de esas posiciones gubernamentales, pero no la adhesión mecánica a las de la Oposición so pena de sufrir los siete males, que ha sido el aberrante ejercicio practicado por el PP durante los cuatro últimos años. Por ejemplo, en política antiterrorista, cuyo consenso fue imposible porque el Gobierno se empeñaba en desoír los dictados y el parecer del partido de Rajoy.

¿Se repetirá la historia? No, en la medida que se confirmen las expectativas suscitadas por los nombramientos de Alonso y Sáenz de Santamaría. Pero, sobre todo, en la medida que el líder del PP, acierte en su operación renovadora. Eso incluye el distanciamiento de los sectores políticos y mediáticos que desde dentro reclaman continuidad en la bronca permanente, la demolición del Gobierno socialista -mucho más allá del desgaste o la legítima firmeza en la tarea de oposición- y el discurso de la España en bancarrota.

¿Logrará Rajoy quitarse de encima a esos indeseables compañeros de viaje o éstos acabarán echándole del cartel, como antes hicieron con Josep Piqué y Alberto Ruiz Gallardón? Es la pregunta del millón en estos momentos, a raíz del nombramiento de Soraya Sáenz de Santamaría y los que ésta ha decidido en clave renovadora. Basta echar un vistazo a las reacciones adversas, por no decir airadas, de esos sectores de estirpe aznarista, claramente ligados a los resortes del poder madrileño de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Incluidos los mediáticos, por supuesto, que son los más ruidosos.

Antonio Casado.

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