MADRID 28 Ene. (OTR/PRESS) -
Todos los partidos minoritarios, o de reciente creación o de futura, y hasta personajillos televisivos suponen que hay un caladero de descontentos tanto entre los votantes del PP y del PSOE y que se van a hinchar a pescar votos en él. El caladero existe, es bien palpable, pero la duda creciente es ¿hay peces para tanto anzuelo? Porque ya son muchos y empieza casi a haber superpoblación de barcos, esquifes y hasta monopatines pululando en superficie y todos a por la misma sardina.
En aguas socialistas tiene ya cogido cacho Izquierda Unida. Es tradicional. Se llevan quitando los arenques desde siempre. En ocasiones el PSOE les deja a los otros en las raspas y de tanto en tanto IU les sacude un mordisco, aunque por lo general acabe por hacer de muleta y sostén de los mordidos. Ahora parece que va a ser un bocado bueno. Que incluso supere los porcentajes de Anguita. Puede y aunque la experiencia enseña que es un voto del que se presume más en encuesta que se ejerce en urna, sacarán la mayor parte del pescado de ese territorio.
Pero ojo, que no están solos ahí pescando. De entrada saldrán los ecologistas, que a ver si de una vez por todas son capaces de conseguir por sus propios medios un escaño, y están los que se consideran nacionalistas muy de izquierdas, por Galicia, por Valencia, por Cataluña y por allá donde vean una posibilidad mínima. Pero ojo que también pueden salir espontáneos, desde el gurú tertuliano, Pablito Iglesias (no lo vayan a confundir con el fundador del PSOE) hasta el juez Elpidio Silva y algún otro que creen que ellos en sí mismos y con su misma mismidad ya son un partido en sí mismos, hay muchos que se creen que son un periódico y cuela, suponen que salen al ruedo y les llueven votos en tropel. Así lo han creído muchos que supusieron que si Ruíz Mateos y Gil y Gil lo lograron, ellos con mayor motivo triunfan en el empeño. Los dioses suelen cegar a quienes quieren perder, se dice. Y no hay pesca para todos.
Aunque a veces el caladero es doble. A ello juega Rosa Diez, aunque cada vez se decanta más por la borda de estribor donde cree que va a seguir subiendo. Y subirá, pero el cuánto empieza a ser la incógnita. Por el momento parece que el oleaje magenta tiende a un cierto reflujo tras la crecida. Máxime si al final Albert Rivera, que tiene toda la pinta, da definitivamente el salto y echa también ahí sus redes, también por ambos costados. Es el siguiente en tonelaje, cierta experiencia y con buenas posibilidades. Pero ya está llegando una nueva barca, la de Vox dispuesta a calar y que ya se cuentan como propios los descontentos con los otros, en este caso con el PP, que a lo mejor lo han estado desde siempre con Rajoy y no le han votado nunca.
Y, fíjense, ya en ese somero repaso toda la flota que hay pescando. Pueden acabar tocando a poco y algunos a nada. Y puede pasar que al final, aunque en las europeas es el momento más propicio de pegar patadas sin que nos duelan las propias posaderas y sin afectar demasiado a las cosas de comer, resulta que algunas de las presuntas ovejas descarriadas acaban por buscar la seguridad del redil y al pastor de toda la vida en vez de irse con zagales nuevos o mayorales viejos con la zamarra vuelta.
Va a ser muy interesante. Primero saber en verdad quién gana y cuánto pierden el PP y el PSOE, pues aunque se ganen el uno al otro me parece que los dos se llevaran un trastazo. La duda es de cuántas costillas rotas. Lo segundo será saber lo que ganan quienes les siguen y cuanto, si llegan a la encuesta o en encuesta se queda la euforia. Y lo tercero será ver de todos los que ahora están vendiendo ya el pescado quienes son los que no logran sacar del agua ni un chicharro.