MADRID 16 Abr. (OTR/PRESS) -
Como las cosas sigan así, el programa con que Zapatero se presentó a las elecciones se va a parecer a la realidad como un huevo a una castaña. En los asuntos de estado parece claro que las correcciones serán ninguna. Basta comprobar cómo se han mantenido en el Gobierno contra viento y marea los titulares de Justicia, Interior, Asuntos Exteriores. O la reprobada ministra de Fomento. La idea parece ser transmitir que aquí pocos cambios.
En economía y aledaños, la cosa pinta de otro color y se irá haciendo lo que vaya conviniendo. Por ejemplo, ahí tenemos al flamante ministro de Trabajo e Inmigración que le ha robado el discurso al PP. Sus dureza al menos en los planteamientos, al hablar de control, de legalidad, de derechos y de deberes, sorprende, ya que por esto mismo a los populares les llamaron de todo y por su orden. También Zapatero se ha quitado de encima a los dos ministros más beligerantes con la energía nuclear. No es que vaya a ser causa efecto y se pongan como locos a hablar de lo nuclear, pero parece un guiño.
La gran preocupación es si este gobierno con la incorporación de Miguel Sebastián va a tener una línea clara en materia económica. Hay que tener en cuenta que el ex de la Oficina de Moncloa y ex candidato a la alcaldía de Madrid igual te habla de tipo único en el IRPF como de subvencionar con dinero público al sector privado del ladrillo. Da más mido que un nublado. Y, sobre todo, cuánto tiempo dedicarán Sebastián y Solbes a picarse, a solaparse, a fastidiarse y cuánto a buscar soluciones y medidas solventes y acertadas para paliar los efectos de la crisis económica que tenemos encima y que se va a llevar por delante a miles de empresas y a centenares de miles de trabajadores. ¿En fase de tensión a quién apoyará Zapatero? De momento, las dos medidas estrella contadas por Solbes son obra de Sebastián en la sombra y el vice se las ha tragado. ¡Qué tardes!
Carmen Tomás.