MADRID 19 Oct. (OTR/PRESS) -
Zapatero ha conseguido el apoyo del PNV para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, evitando de ese modo tener que adelantar las elecciones generales, lo cual, con lo que dicen a día de hoy las encuestas, sería su suicido político. Pero el precio pagado por el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE para lograr ese apoyo de los nacionalistas vascos ha sido demasiado alto en términos políticos.
En primer lugar, es absolutamente anormal que el desarrollo de una ley orgánica como es el Estatuto de Autonomía de Gernika la negocie el Gobierno central con el principal partido de la oposición en el País Vasco. Lo normal, y hasta la fecha ha sido así con el desarrollo de todos los Estatutos, es que la negociación sobre las transferencias sea entre la Administración central y el Gobierno autonómico correspondiente. Pero con Zapatero ya se sabe que puede suceder cualquier cosa y el PNV, que tiene una habilidad especial para oler la debilidad del adversario político ha sabido explotar al máximo esa necesidad imperiosa que tenía el presidente del Gobierno de contar con su apoyo.
En segundo lugar, resulta muy preocupante la situación de extrema debilidad en la que queda el lehendakari Patxi López y su Gobierno, que han sido absolutamente ninguneados y puenteados en un proceso en el que su protagonismo tenía que haber sido total. Con este pacto de Zapatero con el partido de Urkullu, da toda la impresión que López y el actual Gobierno vasco del PSE se dedica a administrar el día a día y es el PNV el que consigue los logros políticos para Euskadi. Ya lo anunció en su día el actual presidente del PNV cuando el PSE pactó con el PP la investidura de López como lehendakari: "Nos echan del Gobierno, pero sabremos gobernar este país desde la oposición".
En el País Vasco hay una especial sensibilidad hacia todo lo relacionado con los símbolos y las instituciones. La Presidencia del Gobierno Vasco (Lehendakaritza) y la persona del lehendakari era hasta la fecha una especie de "vaca sagrada" y gran parte de la sociedad vasca -prácticamente toda menos quienes apoyan a los violentos- siempre habían mirado a Ajuria-Enea con respeto y hasta con un cierto punto de veneración. Tengo la impresión de que a partir de este acuerdo va a haber un antes y un después para Patxi López. Se le va a mirar de otra forma; se le va a ver como un lehendakari al que "Madrid" (en el lenguaje nacionalista) ha puenteado para que el PNV se apunte el éxito de haber "arrancado" (también esto es lenguaje nacionalista) concesiones políticas al Gobierno central. Y es una lástima, porque para el primer lehendakari no nacionalista que tiene el País Vasco, el intento hubiera merecido otro trato por parte de Zapatero. Pero ya se sabe cual es la "doctrina" del actual presidente del Gobierno en situaciones de crisis: hacer lo que sea para conservar el poder.