MADRID, 25 Jun. (OTR/PRESS) -
De la observación atenta a la vez que crítica -esa es en esencia la labor de quienes ejercemos esta hermosa profesión de periodista- del acontecer diario, personalmente me quedo con tres noticias, que sin ser ninguna de ellas trascendentales para nuestras vidas, sin embargo sí me parece que son de las que pueden contribuir a paliar algo el enorme desprestigio acumulado por nuestra clase o "casta" política en los últimos tiempos.
La primera de ellas es la abstención del diputado del PSOE y ex secretario general de Comisiones Obreras, Antonio Gutiérrez, en la votación llevada a cabo en el Congreso para convalidar el decreto-ley del Gobierno sobre la reforma laboral. Gutiérrez ha obrado en conciencia y en ese sentido ha considerado que no podía avalar con su voto una reforma que rechaza de plano el sindicato en el que sigue militando. Un hecho tan normal -como que un diputado vote en conciencia cuando se trata de una cuestión medular que incide en sus creencias o valores, sean estos del tipo que sean- sin embargo es sabido que no es considerado tan normal por los aparatos de los partidos y de sus grupos parlamentarios que reclaman por encima de cualquier otra consideración la consabida "disciplina de voto". Y el PSOE se equivocará si como parece procede a sancionar al diputado Gutiérrez, porque aunque sea una sanción de cara a la galería -se habla de una multa de 300 euros- estará mandando un mensaje negativo a sus cargos públicos, que ya en su día sintetizó muy bien Alfonso Guerra con aquello de que "el que se mueva, no sale en la foto".
La segunda noticia es que los diputados van a tener que trabajar en julio y en agosto para dejar lista y aprobar como proyecto de ley, la citada reforma laboral decidida por el Gobierno. Yo, si fuera Bono, pasaría un aviso a los famosos leones de la fachada principal del edificio del Congreso de los Diputados, para que no se asusten cuando vean pulular en pleno verano madrileño a sus señorías. Está muy bien que los diputados, como los malos estudiantes, se queden sin vacaciones y trabajen lo que sea necesario para hacer sus deberes e intentar aprobar en septiembre. Además, habrá muchos españoles que este año tendrán que recortar cuando no suprimir sus vacaciones estivales como consecuencia de la crisis, con lo cual, tampoco está mal que los representantes de la soberanía popular se muestren solidarios.
En tercer lugar, no me digan que no es una buena noticia que el PP y el PSOE hayan acordado reducir los gastos de las campañas electorales. Menos publicidad, menos vallas, menos folletos, menos cuñas radiofónicas. Es decir, menos dar la "matraca" a los sufridos ciudadanos. Las campañas, según todos los expertos, sirven para muy poco. Por eso algunos pueden pensar que el acuerdo entre populares y socialistas se queda corto y que lo que procedería sería suprimir las campañas tal y como las hemos conocido tradicionalmente, limitándolas a unos buenos debates en televisión. No caerá esa breva.
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