Actualizado 14/06/2010 14:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- La ley de Blanco

MADRID 14 Jun. (OTR/PRESS) -

Cuantas prisas, demasiadas, después de tanta pausa; Don José (Blanco, ministro de Fomento y cabeza política del PSOE, que ayer dijo de corrido que el Gobierno "descarta la prórroga" que han pedido el PP y CiU para negociar el papel de la reforma laboral que les mandó el Gobierno el viernes pasado y que van a aprobar en Consejo de Ministros este miércoles. "El tiempo es el que hay, y no estamos dispuestos a perderlo", dice Blanco. ¿Perder, qué; ministro? ¿Por qué? ¿Donde está escrito que alargar un poco la negociación en pos de un acuerdo entre el Gobierno y las principales fuerzas parlamentarias sea perder el tiempo...? ¿Y los dos años de prórrogas con los sindicatos que terminaron la semana pasada, qué han sido, ganarlo?

Darle aire y dejar que respire la negociación de la reforma laboral con los partidos políticos en vez de ahogarla con plazos perentorios de una semana, como piden el PP y CiU, es, según la ley de Blanco, perder el tiempo. Luego se quejan de las críticas de sectarismo, pero es que se las ganan; nada de prórrogas, Durán, Rajoy, dice Blanco como quien dice, ¡hala!, castigados sin postre. Como si en vez de con representantes de los ciudadanos como él tratase con niños pequeños. Y esos casi dos años remoloneando con UGT y CCOO con tanto tino que al final van a "premiar" a Zapatero con una huelga general, que es lo que han sido, ministro. Según usted, no sé, pero según su jefe, cualquier cosa menos tiempo perdido

Lo que ha venido a decir el presidente del Gobierno sobre el reciente fracaso de la larguíííííísima negociación con los interlocutores sociales de esa reforma laboral que al final van aprobar el miércoles a toda prisa... Y 'a rastras' de Europa... Es que han sido una muy fructífera escuela de diálogo, Gloria bendita de talante, vamos. El mundo al revés, si señor; las prisas con los grupos parlamentarios, o sea, con los legítimos representantes elegidos por los ciudadanos en las urnas; la pausa (el siestón, habría que decir) con los sindicatos y la patronal, que, dicho sea sin ánimo de ofender: se representan endogámicamente a sí mismos aunque es verdad que a costa de nuestros impuestos, por más que sobre todo los primeros se autoproclamen pomposamente como "representantes de los trabajadores". Eso que tanto criticamos cuando son los nacionalistas catalanes o vascos los que se autoerigen en representantes de Cataluña y de "los catalanes" o de Euskadi y "los vascos", sí, dicho sea con ánimo de señalar.

Últimas noticias sobre estos temas

Contenido patrocinado

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Un día en La Moncloa

Foto del autor

Fermín Bocos

Situación política agonizante

Foto del autor

Julia Navarro

A Pedro Sánchez no le quieren bien los suyos

Foto del autor

Carmen Tomás

Un abono transporte como bálsamo