- Cita estudios que sitúan a la capital onubense como la ciudad española con mayor mortalidad por cáncer y más asmáticos
BRUSELAS, 13 Jun. (OTR/PRESS) -
La organización ecologista Greenpeace ha solicitado ante el Comité de Peticiones del Parlamento Europeo que se investigue lo que considera una violación de cuatro directivas en el caso de vertidos químicos que afectan a a la ciudad de Huelva desde hace 40 años. Desde la asociación, se pide el cese inmediato de los vertidos, además de que se declare instalación radiactiva un área de marismas donde se depositaron residuos de un accidente en instalaciones de Acerinox en 1998. Aunque desde los organismos oficiales se niegue este supuesto, diversos estudios aportados por esta organización ecologista señalan que Huelva es la ciudad española con mayor mortalidad por cáncer y mayor tasa de asmáticos.
Greenpeace espera que apelando a la Unión Europea se realice un estudio epidemiológico independiente para conocer el impacto de este desastre ecológico en la salud de los onubenses. Además, reclama que sean las empresas que han provocado esta situación las encargadas de pagar los gastos de descontaminación de la zona. El Comité de Peticiones de la UE se encarga de gestionar las denuncias de los ciudadanos cuando se incumple la normativa comunitaria, por lo que tiene poder para abrir una investigación a España por la supuesta violación de legislación comunitaria en Huelva. Como muestran estudios citados por Greenpeace en su documentación remitida a la Eurocámara, realizados por el Servicio Andaluz de Salud, por el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) y por la universidad barcelonesa Pompeu Fabra, la mortalidad por cáncer en la ciudad de Huelva es la mayor de España. Asimismo, agregan que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica afirma que Huelva es la ciudad con más tasa de asmáticos (14,6%).
Los onubenses tampoco son ajenos a esta realidad ya que el Colectivo Ciudadano por la Descontaminación de Huelva denunció una incidencia mayor de esterilidad, abortos, malformaciones de nacimiento, afecciones respiratorias y enfermedades endocrinas en la zona.
EL AYUNTAMIENTO LO NIEGA
El Ayuntamiento de Huelva ha negado en numerosas ocasiones que existan riesgos para la salud cuando ya en 1997 las conclusiones de un informe encargado por el pleno vocal advertía de los importantes efectos para la salud, el medio ambiente y la economía de la zona por la contaminación radiactiva y química. Por su parte, las instituciones de la Junta también consideran --según la organización ecologista-- que hay riesgos ya que en 1989, un estudio del Servicio Andaluz de Salud indicaba en sus conclusiones que "la situación sanitaria ambiental y social de Huelva demanda una investigación epidemiológica", una investigación que casi 20 años después es reclamada por Greenpeace.
Greenpeace demanda también que el CSN, el organismo encargado de la seguridad nuclear en España, actuó de forma incorrecta enterrando las cenizas radiactivas procedentes del accidente de Acerinox de 1998 en las marismas de Mendaña. Para los ecologistas, estos residuos tienen que ser tratados como propios de una instalaciñon radiactiva ya que el nivel de radiactividad supera 3.500 veces lo permitido.
Otra de las quejas de Greenpeace, es que ha sido la Junta quien ha asumido los gastos de restauración en lugar de cargarlo a las empresas que contaminaron, como Fertiberia que ,según los ecologistas, vertió millones de toneladas en las marismas del Pinar en 1990. La cubrición de estos residuos costó a las arcas públicas 10,7 millones de euros. Sin embargo, Fertiberia ya ha manifestado en varias ocasiones que no va a asumir los costes de la dsocntaminación de las balsas de fosfoyesos.
DIRECTIVAS VULNERADAS
La organización ecologista reclama la ayuda de la UE por considerar que se ha vulnerado la directiva de prevención de la contaminación directiva por la manifiesta intención de no recuperar las marismas y por la falta de impermeabilización de las balsas. Consideran también que se están contaminando los acuíferos de las zona del Tinto y de las marismas del Guadalquivir.
En definitiva, la organización cree que los residuos superan los niveles de radiactividad permitidos entre 20 y 30 veces, lo que genera la degradación de las marismas tanto en las zonas de vertido como en las zonas vegetadas, además de contaminar el suelo de la zona afectando a los habitantes de Huelva.