Actualizado 20/02/2008 01:00

Esther Esteban.- Más que palabras.- La incógnita

MADRID 20 Feb. (OTR/PRESS) -

El nuevo estado nacido en Europa tiene el tamaño de Asturias, un paro que supera el 50 por ciento, la mayor tasa de nacimientos de la unión y una existencia tan atormentada en los últimos 20 años, donde solo la presencia de 16.000 soldados de la OTAN garantiza y con reservas los mínimos necesarios de seguridad.

Con estos mimbres tan frágiles comienza su andadura Kosovo, donde todo o casi todo está por hacer y donde se abren grandes incógnitas. Hasta los más optimistas ven con preocupación la independencia de la antigua provincia serbia, y mas allá de que durante estos días se este produciendo el baile de los reconocimientos, su caso ha servido de excusa para que algunos nacionalistas, entre ellos los españoles, vean ahora en ese punto de los Balcanes el espejo de la independencia donde mirarse.

Le faltó el tiempo a Miren Azkárate, la portavoz del gobierno vasco para afirmar que lo sucedido en Kosovo " es una lección sobre el modo de resolver de forma pacífica y democrática los conflictos de identidad y de pertenencia". Supongo que cuando dice eso o desconoce por pura ignorancia o intencionadamente no quiere recordar, lo que supuso la terrible guerra en la ex Yugoslavia, los dramas humanos que provocaron el odio y el genocicio y la vergüenza de una comunidad internacional que actuó en el tema tarde y mal. Supongo que la señora Azkárate no ha viajado nunca a la zona. Ni lo hizo durante la guerra, ni lo ha hecho después, ni es conciente de que este desenlace es la consecuencia de una historia terrible que tardará generaciones enteras en cicatrizar si es que lo hace alguna vez. Si no fuera porque todo el mundo sabe que el PNV y otros partidos nacionalistas quieren llevar el agua de la independencia kosovar a su molino, la afirmación de la portavoz del gobierno vasco podría ser considerada como un insulto a su propia identidad y por su puesto a su tierra: Euskadi, donde no creo que nadie, absolutamente nadie -salvo los del tiro en la nuca y los cobardes de las capuchas- quisiera conseguir la independencia si el precio fuera pasar por lo mismo que en esa zona se ha vivido. Kosovo ha sido un fracaso del diálogo y la integración por parte del fuerte con el débil y hacer un paralelismo de eso con nuestro país es simplemente ridículo. Que alguien la invite a esta señora a hacer un viajecito por allí para que no diga tonterías o al menos le regale un buen libro de historia contemporánea.

Esther Esteban.

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