MADRID 13 Oct. (OTR/PRESS) -
Las nación está triste ¿Que le pasa a la nación?. No está para fiestas un país con cuatros millones y medio de parados que, día si y día también, siente en su nuca el reproche de los organismos internacionales sobre el estado de nuestras cuentas publicas. Da igual que en el desfile de la fiesta nacional el presidente del gobierno haya sido, una vez mas, abucheado, porque el abucheo para cualquier gobernante entra en el sueldo y con gritos o sin ellos el líder de nuestro país es perfectamente consciente del descontento de los ciudadanos que mirar a su alrededor y solo ven incertidumbre. Da igual que se cambie el recorrido del desfile o que se busquen excusas chuscas, como la de que el culpable es el alcalde de Madrid por haber realizado obras en la plaza de Colón. Todo lo que se diga forma parte del disimulo en que se ha convertido en el arte de hacer política.
Solo hay que mirar, de pasada, lo que apuntan los sondeos del CIS, para constatar lo que todos sabemos: que la clase política es vista por los sufrientes españolitos como el tercer problema de España, solo por detrás del paro y el terrorismo. Si nuestros dirigentes y los partidos que los sustentan son mas un problema que una solución, la cosa es como para preocuparse porque la decepción lleva a la abstención y esta no es buena consejera porque esa sinónimo de abandono e indiferencia ante la política, lo cual debilita la democracia. No es bueno que creamos que todos los partidos y todos los líderes son iguales tengan la ideología que tengan, que es indiferente quien sea el inquilino de la Moncloa si, al final, todos terminan bajo el famoso síndrome que les anula la entendederas. Como en la vida hay políticos buenos, malos y regulares y políticas certeras o equivocadas y hacer con todos ellos tabla rasa nos lleva no solo a la decepción sino a la melancolía.
La nación está triste porque nuestros gobernantes nos sitúan todos los días en un callejón sin salida, porque buscan pequeñas soluciones a los grandes problemas y porque están mas preocupados por mantenerse en el poder que porque sus representados salgan del atolladero. No se puede estar para fiestas cuando mas de la mitad de nuestros jóvenes están en paro, cuando nuestros mejores cabezas tienen que abandonar el país en busca de un futuro y cuando los dos principales partidos en vez de unir fuerza siguen practicando el "y tu más" mirándose miserablemente a su pequeño ombligo sectario y partidistas. El gobierno se merece ser abucheado por su falta de dirección política, por sus profundos errores y por su miopía social, pero eso es lo de menos. Lo de mas es que nuestra nación esta triste y no encuentra ni el psiquiatra ni la formula para salir de esta profunda depresión.