MADRID 14 May. (OTR/PRESS) -
Una camiseta con su nombre, el de su madre y varios números de
teléfono escritos a mano. Es todo lo que llevaba encima una niña
salvadoreña de dos años cuando fue aprehendida por la Patrulla
Fronteriza en Texas a finales de abril. La pequeña cruzó sin tutor o
familiar alguno el Río Grande para llegar a los Estados Unidos. Su
acompañante (se desconoce quién era, pero se cree que fue un
'coyote', como denominan a los traficantes de personas) la
abandonó en la orilla mexicana. De esta manera describía mi
colega Carolina Martín desde Nueva York el modo en que las
mafias están introduciendo a niños indefensos en EEUU, algunos
de muy corta edad, para no correr riesgos y evitar ser localizados .
Añadía en su reportaje que como esta niña, más de 27.000
menores solos fueron detenidos entre octubre de 2015 y marzo de
2016; un 78% más que en el mismo periodo que el año anterior.
Por otro lado, hace apenas unos días se levantaba la voz de
alarma porque al menos 10.000 niños refugiados, que viajaban
solos, habrían desaparecido nada más llegar a Europa, según
estimaciones de la Europol. Algunos estarían con familiares, sin
conocimiento de las autoridades, pero otros se encuentran en
manos de organizaciones de tráfico de personas, advierten. Si
atendemos a los datos, facilitados por distintas organizaciones en
2015 llegaron a Europa cerca de 26.000 menores sin
acompañamiento, casi un 27% del millón de personas que
atravesaron las fronteras huyendo de la guerra en Siria y otras
zonas de conflicto. En total cruzaron la frontera 270.000 menores.
La pista de la mitad del total de niños desaparecidos, que sí fueron
registrados al entrar a Europa, se pierde en Italia, donde al menos
5.000 menores no acompañados han escapado de la supervisión
de las autoridades y quedan a merced de una "infraestructura
criminal paneuropea", una organización criminalidad enormemente
sofisticada que ha fijado su objetivo en los refugiados. Además
1.000 menores habrían desaparecido en Suecia.
El drama de los niños perdidos, abusados, abandonados sigue
siendo uno de los muchos temas tabú que esta sociedad avanzada
y adinerada se niega a afrontar abiertamente. Los casos son tantos
y tan vergonzosos que se suelen esconder entre estadísticas y
cifras como si así desapareciera un problema. UNICEF calcula que
hasta 300.000 niños y niñas en todo el mundo participan en grupos
y fuerzas armadas con distintas funciones, como combatientes,
cocineros, porteadores, mensajeros, espías o por motivos
sexuales. China Keitetsi, una niña soldado relataba así su suplicio:
"Es mucho más difícil para una niña. Para empezar, pierdes tu
identidad como mujer: tienes que llevar un uniforme militar, botas,
debes llevar pelo corto... no se te permite usar pintalabios ni nada
que recuerde que eres una chica. Además eres menospreciada y
humillada: imagina tener 16 años y no poder recordar cuántos
hombres han tocado tu cuerpo y han abusado de tí. Muchas niñas
de apenas 13 años se convierten en madres sin tener el cariño de
una familia ni nadie que les cuide, sin padre ni madre, sin nadie
que les diga "estoy aquí para apoyarte, yo te protejo". En el frente
las chicas se ven obligadas a cometer atrocidades sólo para
demostrar que no son unas cobardes, y eso nunca se olvida. Te
sientes sucia y sin valor, pierdes completamente tu autoestima y
crees que no mereces que nadie te quiera. Para los chicos también
es terrible, pero no puedo hablar por ellos, porque yo lo viví como
mujer."
El drama de China es uno más, y al menos ella tuvo suerte
porque le sacaron del infierno, pero la vergüenza por lo miserable de la condición humana es la misma. La misma que sentimos, a diario, cuando leemos un nuevo caso de maltrato infantil y los más cercanos dicen que jamás sospecharon nada, la misma que nos agarrota el corazón cuando vemos las imágenes de los niños refugiados en pleno invierno pasado hambre y frío a la intemperie, y la misma que deberíamos sentir cada vez que un niño de cualquier lugar es abusado de una y mil formas. Sé que estas líneas sirven de poco, egoistamente pueden que sean solo un desahogo pero es imposible contener la rabia y el asco ...