Castro & Castro S.L.

Europa Press Sociedad
Actualizado: martes, 26 febrero 2008 18:37

Cuba sí es un país para viejos; allí todo sigue atado y bien atado: Castro sucede a Castro. Los pronósticos de los ingenuos que apostaban por la "renovación del Régimen" se han visto desbordados por la "claridad del liderazgo cubano" -que escribiría el "Granma"-.

A sus 76 años, Raúl Castro, apodado el "Chino", no por sus ideas maoístas sino por sus rasgos faciales, es el hombre fuerte de un país de once millones de habitantes en el que más de la mitad tienen menos de treinta años y nunca han podido salir de la isla.

Saben del mundo exterior por los turistas y la televisión que llega a través de los canales de la internacionales sólo visibles en los hoteles para extranjeros. Esos millones de jóvenes nacidos para ver cómo cambian las cosas en Cuba tendrán que esperar. Pero no será mucho porque la nomenclatura que controla el poder en la isla está toda ella en edad de geriátrico.

Ahora, los defensores de esa pieza de arqueología política que es el castrismo vuelvan sus ojos hacia China -gobierno comunista, economía capitalista-, cifrando en ésta fórmula las esperanzas de salvación del régimen.

Tengo para mí que el tamaño aquí sí que importa y Cuba no podría sobrevivir a semejante esquizofrenia política porque, a medio plazo, la libertad de mercado trae el resto de las libertades. También creo que nada se moverá hasta que no muera Fidel.

Ése será el momento para que Cuba deje de ser una sociedad limitada en manos de una sola familia -los Castro- y pase a ser un país libre cuyos ciudadanos puedan decidir libremente su destino.

Fermín Bocos.

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