MADRID 27 Mar. (OTR/PRESS) -
Decía Baltasar Gracián que al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos. Eso ha debido pensar José Bono cuando, a mi juicio con buen criterio, ha ignorado la embestida del diputado vasco Josu Erkoreka quien en una salida de tono más propia de un mozo de cuerda que de un caballero llamó "cabestro" al político manchego.
Erkoreka es la voz en Madrid de un partido que en el País Vasco ha perdido las elecciones en las tres provincias en las que se presentaba. Ahí es dónde les duele y de ahí viene el exabrupto. Bono quiere ser presidente de las Cortes y recorrido político tiene como para conseguirlo. Los independentistas vascos -Erkoreka entre ellos-, aborrecen al correoso manchego porque Bono, a diferencia de otros dirigentes actuales del PSOE, siempre ha sido claro y opuesto a las pretensiones secesionistas de las minorías nacionalistas. Bono cree y defiende la España que la Constitución define en su Artículo 2 como una "Nación", termino éste que, por cierto, la Carta Magna consigna con mayúscula y en singular.
Por eso le atacan; no hay que darle más vueltas a la cosa.
Fermín Bocos.