Fermín Bocos.- No levantan cabeza

MADRID 8 May. (OTR/PRESS) -

Al margen de la "cocina" sociológica que en vísperas electorales suele incentivar la creatividad, lo cierto es que el último estudio del CIS sobre intención de voto resulta demoledor para el PSOE. Si mañana se celebraran elecciones obtendría 2,5 puntos menos que en 2011 cuando el partido cosechó los peores resultados desde la restauración de la democracia ¡Y eso que el PP ha perdido casi 13 puntos (12,7) respecto del resultado (44,6 % de los votos) que llevó a Mariano Rajoy a La Moncloa.

No hay precedentes de un desgaste semejante que, por cierto, cumple con la cínica sentencia de Giulio Andreotti: "El poder desgasta sobre todo a quienes no lo tienen". Puesto que el sondeo fue realizado a primeros de abril, no parece que los resultados guarden relación con el hecho de que sea Elena Valenciano la cabeza de la lista al Parlamento Europeo.

Tengo para mí que la razón última para explicar tan acentuada desafección viene de atrás; de la factura política que dejó Rodríguez Zapatero. Un legado nefasto del que guardan memoria votantes y simpatizantes del PSOE y del que no ha sabido o querido distanciarse el actual secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba.

Los partidos son organizaciones endogámicas poco dadas a la autocrítica. Es sabido que el pánico que cundió en las filas del partido tras la debacle electoral del 20 N, impulsó a los barones a cerrar filas en torno a Rubalcaba. Seguramente por aquello de que lo malo conocido es mejor que lo bueno por descubrir. Un principio conservador que suele imponerse en tiempos de zozobra.

Aplazaron el debate que debería haber nacido de un congreso abierto capaz de revisar y criticar la gestión de Zapatero -asumiendo los errores cometidos en la gestión de la crisis económica y en la cuestión catalana- y optaron por la solución conservadora. Y ahora lo están pagando.

Rubalcaba es un político hábil y muy bien relacionado con todos los poderes del Estado. Incluidas las grandes corporaciones empresariales y financieras. Pero en democracia, cuando llega la hora de la verdad, la palabra la tienen los ciudadanos y cada uno es un voto. Y los votantes de un partido que se proclama de izquierdas, a juzgar por el rechazo que refleja el sondeo que da pie a este apunte, no le estiman. Suspende en aceptación popular.

Visto que no despega -en la serie de los últimos sondeos del CIS en todos comparece a la baja-, y, dado que es un político de probada inteligencia, es probable que ya tenga decidida su fecha de caducidad al frente del PSOE. O, tal vez no. Tal vez esté esperando a conocer los resultados del 25 de mayo para, caso de que el PSOE mejore algo, intentar seguir. Seguir, a la espera de que los ciudadanos se olviden de que fue vicepresidente y portavoz del Gobierno Zapatero.