MADRID 26 Mar. (OTR/PRESS) -
Dice José Blanco que del Gobierno no sabe nada de nada. Ni él ni probablemente nadie. Sólo Zapatero puede tener "ideas generales", posiblemente a la espera de comprobar si valdrá la pena incorporar a alguna figura de los nacionalismos catalán y vasco, Durán e Imaz, por ejemplo, en el caso de que las consultas de Blanco con CiU y PNV avanzaran rápida y felizmente. Y luego, deberá dar satisfacción a los socialistas catalanes, a los socialistas vascos, a los andaluces, como vencedores claros del 9-M. Posiblemente, con alguna reforma de la estructura de su gabinete. Se habla de una cartera ministerial de Asuntos Sociales, a la que sería ascendida la ministra Chacón, clara apuesta de Zapatero y triunfadora también en las elecciones catalanas. Luego, la vacante que deja Alonso en Defensa, de la que se cree saber que podría ser otra mujer. Y cuentan que Moratinos seguirá en su puesto, y posiblemente también Bermejo. No así Magdalena Alvarez...
Pero, de momento, las atenciones y descripción de la figura en alza se detiene en José Antonio Alonso, amigo del presidente y personaje de la máxima altura y máxima confianza del líder. A quien espera, junto con José Blanco, un trabajo complejo y siempre delicadísimo de prestar atención a las distintas oposiciones, particularmente el PP: los todavía inciertos pacto de Gobierno, la defensa frente a una oposición que se supone dura en el terreno económico... Coinciden los analistas y cronistas parlamentaros en señalar y describir a Alonso como la representación política del sosiego y del sentido común, y por ello, representación de lo que se pretende que sea esta nueva legislatura: un tiempo de pactos y de colaboración, muy distinta a los cuatro años anteriores, cuando ya desde el arranque se empezó con la crispación originada por dos hechos: el PP acusaba al Gobierno de llegar al poder "a causa del atentado del 11-M", y el PP se resistía a aceptar como buena la tesis de que los autores del atentado eran islamistas radicales, y no etarras, contrariamente a lo que anunciaron sus portavoces Acebes y Zaplana en el comienzo de lo que se denominó "conspiranoia", o locura conspiratoria. Desde entonces, y más aún cuando se conoció la existencia de contactos con la banda ETA, el PP ejerció una oposición severísima, tanto en el parlamento como en sus medios de comunicación afines y en la calle, con ayuda de la AVT de Alcaraz.
Se supone que eliminadas todas esas circunstancias, esta legislatura resultará muchísimo más tranquila y constructiva... De hecho, Rajoy no descarta la posibilidad de que su partido se abstenga en la votación de investidura. Y de modo parecido se cree que actuarán los restantes grupos parlamentarios, CiU, PNV y los distintos Mixtos que pudieran nacer del conglomerado resultante de las elecciones: ERC, IU, CC, BNG, Nabai y el partido de Rosa Díez, representado por ella misma, con once escaños en total.
José Cavero.