Actualizado 27/02/2008 01:00

José Cavero.- El bonobús y el reloj de cuerda de Rajoy

MADRID 27 Feb. (OTR/PRESS) -

En otra comparecencia televisiva que a menudo se recuerda, Zapatero "cometió el error" de calcular que un café cuesta sesenta céntimos. Era el precio que él mismo pagaba en el bar del Congreso, pero ni mucho menos el que se paga en la mayor parte de bares, cafeterías o restaurantes. Ayer, en el debate de los dos candidatos a la presidencia de la Nación, Zapatero y Rajoy, este último cometió un par de errores de bulto de esa naturaleza: tuvo la osadía de preguntar qué es el bonobús, y acudió a la metáfora del reloj al que se le ha olvidado de dar cuerda. Dos ocurrencias perfectamente "del pasado", de hace décadas. Con el bonobús funcionan a diario muchos millones de esos currantes que últimamente viene invocando Rajoy, porque se levantan a las siete. O a las cinco, o a las seis, le puntualizó ayer Zapatero... Pues bien, cabe imaginar que Esperanza Aguirre, o acaso Ruiz Gallardón, por separado, claro, ya le habrán enviado un folleto explicativo de qué es el bonobús, o el bonometro, y qué utilidad tiene, y cuántos millones de esos billetes se expiden a diario y se gastan diaria, semanal o mensualmente. ¿En qué década se quedó Rajoy?

Por lo demás, el debate no dio demasiadas novedades. Pudieran haberse acumulado las fichas que los dos adversarios emplearon, en su día, para cada una de las sesiones de control del gobierno los miércoles por la tarde en el Congreso, o para los debates del estado de la Nación. Esas fichas, reunidas o recolocadas, dieron materia para cada cual, y de ellas se movieron bien poco, sobre todo a la hora de hacer propuestas y soluciones a los problemas del momento.

Por fortuna, queda un segundo debate, que probablemente venga a completar el primero. Y como ha sucedido en los debates del estado de la nación, o en las sesiones de control del gobierno, lo habitual es que en una primera fase Rajoy se explaye, dispare, acumule acusaciones y acose con sus críticas y sus descalificaciones. La segunda parte suele ser más apasionante, porque el tímido y tolerante Zapatero se encrespa y rebate, rechaza, argumenta de manera implacable. Es el Bambi que se transforma en Terminator, como alguien lo ha definido, y que en el primer debate se hizo esperar: ¿Cómo pudo admitir en trece ocasiones la acusación de que había mentido en todo el asunto de las negociaciones con ETA, argumentario que el propio presidente facilitó a un diario en unas declaraciones, probablemente de manera inocente, y que este diario ha empleado hasta la saciedad como elemento político inagotable. Zapatero puede proclamar que ha sido el primer jefe del gobierno que acudió al Congreso a pedir autorización para hablar con ETA- ¿De qué iba a hablar, de vinos riojanos y del Duero? Es de esperar que recuperemos a ese otro Zapatero que no pasa una acusación, y que pasa al ataque y toma la iniciativa. El lunes que viene, cuando los trece millones de espectadores de este lunes serán probablemente más.

José Cavero.

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